El viento que trajo inspiración


Había una vez una niña llamada Catalina, a quien le encantaba dibujar. Todos los días, tomaba sus lápices de colores y su cuaderno de dibujo para crear hermosas obras de arte.

Un día, mientras caminaba por el parque, Catalina encontró un gato callejero que parecía necesitar ayuda. La pequeña lo llevó a casa y lo cuidó hasta que estuvo sano y fuerte.

A partir de ese momento, el gato se convirtió en su compañero inseparable al que bautizó como Lulita. Catalina y Lulita pasaban horas juntos en la habitación de la niña, donde ella dibujaba mientras él dormía plácidamente a su lado.

Pero un día, mientras estaba en la escuela, un fuerte viento entró por la ventana abierta y arrasó con todos sus dibujos. Al llegar a casa y ver el desastre, Catalina se sintió muy triste. "¡Lulita! ¡Todos mis dibujos han volado por la ventana!", exclamó entre lágrimas.

Lulita miró fijamente a Catalina con sus grandes ojos verdes y maulló suavemente como si quisiera decirle algo. "¿Qué puedo hacer? No tengo nada para volver a empezar", continuó lamentándose Catalina.

Pero entonces recordó algo importante: tenía dentro de sí misma todo lo necesario para volver a crear sus obras de arte. Así que tomó sus lápices y papel nuevamente e hizo algo diferente: comenzó a hacer retratos de Lulita en distintos momentos del día.

Catalina descubrió que podía encontrar inspiración en todos lados, incluso en su propia mascota. Con el tiempo, sus dibujos mejoraron notablemente y comenzó a recibir reconocimiento por ellos. "¡Catalina! ¡Esto es increíble! ¿Podrías hacer un retrato de mi perro también?", preguntó una compañera de clase.

Y así fue como Catalina descubrió que tenía un talento único y especial para hacer arte. Desde ese día, se dedicó a crear obras hermosas y a compartir su pasión con los demás.

La historia de Catalina y Lulita nos enseña que siempre hay una manera de encontrar inspiración incluso cuando parece que todo está perdido. Debemos buscar dentro de nosotros mismos y estar abiertos a nuevas oportunidades, porque nunca sabemos dónde podemos encontrar nuestra verdadera pasión.

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