El viernes en la mezquita



Había una vez, en un barrio muy tranquilo, dos amigos llamados Omar y Marcos. Omar era un niño musulmán muy alegre y amigable, mientras que Marcos era un niño curioso y lleno de energía. Un viernes por la tarde, Omar invitó a Marcos a ir a la mezquita para asistir a la oración del viernes. Marcos, aunque no era musulmán, estaba emocionado por la idea de visitar un lugar nuevo.

- ¡Marcos, te encantará la mezquita! Es un lugar muy tranquilo y hermoso, y además, después de la oración podremos jugar un rato en el patio - dijo Omar con entusiasmo.

- ¿En serio? ¡Eso suena genial! Nunca he estado en una mezquita, pero creo que será una experiencia interesante - respondió Marcos con una sonrisa.

Esa tarde, Omar y Marcos caminaron juntos hacia la mezquita. Al llegar, Omar le enseñó a Marcos cómo lavarse las manos, la cara y los pies antes de entrar al lugar de oración. Marcos siguió los pasos de Omar con curiosidad, y en poco tiempo estaban listos para ingresar al hermoso salón de oración.

Mientras estaba sentado junto a su amigo, Marcos observó en silencio cómo Omar se concentraba en sus oraciones. A pesar de no entender completamente su significado, se sintió tranquilo y reflexivo. Después de la oración, Omar y Marcos salieron al patio y se divirtieron jugando a la pelota con otros niños.

- ¿Ves, Marcos? La mezquita es un lugar especial donde podemos venir a rezar, reflexionar y también disfrutar con amigos. Me alegra que hayas venido conmigo - dijo Omar con una sonrisa.

Marcos asintió con gratitud. Desde ese día, ambos amigos siguieron visitando la mezquita los viernes, compartiendo momentos de tranquilidad, diversión y amistad.

Y así, Omar y Marcos demostraron que la amistad y la curiosidad pueden abrir las puertas a nuevas experiencias y hacer que cada día sea especial.

FIN.

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