El Vikingo y la Pizza Mágica
Había una vez, en una lejana tierra del norte, un valiente vikingo llamado Bjorn. Bjorn era conocido por su fuerza y su destreza en la batalla, pero también por su insaciable amor por la comida. Un día, mientras surcaba el océano en su drakkar junto a su fiel tripulación, avistaron una isla desconocida.
"¡Miren!", gritó Bjorn emocionado. "Esa isla no estaba en nuestro mapa. Tal vez tenga tesoros y, quién sabe, ¡algo rico para comer!"
Los vikingos decidieron acercarse a la isla. Una vez en la playa, se encontraron con un paisaje maravilloso lleno de árboles frutales y flores brillantes. Pero lo que más llamó la atención de Bjorn fue un enorme cartel que decía: "Bienvenidos a la Isla de la Pizza".
"¿Pizza? ¿Qué es eso?", preguntó uno de sus compañeros, Olaf.
Bjorn, intrigado, condujo a su tripulación hacia una cabaña que se veía mágica. Al abrir la puerta, encontraron a una pequeña pizza de queso que hablaba.
"¡Hola! Soy Pizzina, la pizza mágica. He estado esperando a un vikingo valiente como vos", dijo ella con una voz dulce.
"¿Mágica?", repitió Bjorn alucinado.
"¡Sí!", exclamó Pizzina. "Si me comes, te daré la capacidad de ver a través de las cosas." Bjorn y los vikingos se miraron entre sí, emocionados por la posibilidad de tener un superpoder.
"¿Y cómo se supone que debo comer una pizza mágica?", preguntó Bjorn.
"Es sencillo. Solo tenés que compartirla con alguien que sea de corazón puro. Así, juntos, podrán hacer que la magia funcione".
Bjorn se puso a pensar. Sabía que en su tripulación había mucho valor, pero también había egoísmo y rivalidad. Decidió que, si quería activar el poder de Pizzina, necesitaba unir a su equipo.
"Escuchen todos", dijo Bjorn en voz baja. "Vamos a hacer una competencia para ver quién puede ser el más generoso. El ganador podrá compartir la pizza mágica conmigo".
Los vikingos aceptaron de inmediato y comenzaron a realizar distintas pruebas, como ayudar a un pez atrapado en una red, sembrar flores y contar cuentos a los más pequeños de la aldea. Mientras tanto, la cabaña de Pizzina parecía cobrar vida con luz.
Finalmente, después de un día lleno de aventuras, Bjorn se dio cuenta de que el verdadero ganador era el que había compartido más. Era Olaf, que había llevado regalos a las madres solteras de la aldea y se había quedado a escuchar sus historias.
—"Olaf" , gritó Bjorn, "¡vos sos el más generoso de todos! ¡Ven y compartí la pizza mágica conmigo!"
Olaf, sorprendido, se acercó a Bjorn y ambos se sentaron con Pizzina frente a ellos.
"Ahora, tenemos que hacer un deseo juntos", dijo Pizzina.
"Yo deseo que todos en nuestra comunidad aprendan a trabajar juntos en lugar de competir", pidió Olaf.
"Y yo deseo que siempre haya suficiente comida para todos", agregó Bjorn.
Pizzina brilló intensamente y, de repente, una lluvia de estrellas doradas cayó sobre ellos.
"¡Su deseo se ha hecho realidad! ¡Ahora pueden ver a través del egoísmo y la competencia!", exclamó Pizzina emocionada.
Desde entonces, Bjorn y su tripulación regresaron a su hogar, donde utilizaron sus nuevos poderes para ayudar a su comunidad a prosperar, compartiendo y cuidando los unos de los otros como una gran familia.
Y así, el vikingo Bjorn y la pizza mágica se convirtieron en leyenda, recordándonos que la verdadera magia radica en la generosidad y en el poder de la unión.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.