El vínculo de Simón y el pajarito


Había una vez, en las hermosas montañas de Ecuador, un niño llamado Simón. Simón era conocido por su alegría y entusiasmo contagioso que contagiaba a todos los que lo rodeaban.

Todos los días, se despertaba con una sonrisa en el rostro y salía a explorar las montañas con sus amigos. Un día, mientras jugaba cerca de un río cristalino, Simón escuchó un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos.

Con curiosidad, se acercó lentamente y descubrió a un pequeño pajarito atrapado entre las ramas. El pajarito parecía asustado y no podía volar. "¡Oh no! ¿Estás bien, pequeño amigo?", preguntó Simón con preocupación. El pajarito miró a Simón con ojos tristes y pió débilmente.

"Tranquilo, yo te ayudaré", dijo Simón decidido. Con cuidado, liberó al pajarito de las ramas y lo sostuvo suavemente en sus manos. El pajarito temblaba ligeramente, pero parecía estar agradecido por la ayuda de Simón.

"Vamos a llevarte a mi casa para que puedas descansar y recuperarte", dijo Simón con ternura. Así, caminando con cuidado para no asustar al pajarito, Simón regresó a su hogar en las montañas.

Una vez allí, preparó un nido acogedor con hojas secas y agua fresca para el pajarito. Lo colocó con delicadeza en su nuevo hogar improvisado y esperó pacientemente. Los días pasaron y el pajarito comenzó a recuperarse gracias al cuidado amoroso de Simón.

Pronto, el pequeño amigo emitió cantos alegres que llenaron la casa de alegría. Simón sonreía feliz viendo cómo el pajarito recobraba fuerzas poco a poco hasta poder volar nuevamente. "¡Mira cómo vuelas ahora! Eres libre", exclamó emocionado Simón viendo al pájaro remontarse en el cielo azul.

El pajarito revoloteaba contento alrededor de Simón antes de desaparecer entre las nubes blancas.

Desde ese día, una profunda amistad se forjó entre ambos; cada vez que el pájaro regresaba de su viaje migratorio anual visitaba la casa de Simón para compartir nuevas aventuras juntos. La historia de cómo Simón rescató al pajarito se convirtió en leyenda en las montañas ecuatorianas e inspiró a otros niños a ser amables y solidarios con los animales necesitados.

Y así, entre risas y cantos felices, la alegría de Simón siguió iluminando los corazones de todos aquellos que tuvieron la suerte de cruzarse en su camino.

Dirección del Cuentito copiada!