El vínculo inquebrantable de Martín
En un pequeño pueblo llamado Villa Feliz vivía Martín, un niño de ocho años que se sentía muy triste porque no podía hacer amigos. Siempre intentaba acercarse a los demás niños en el parque, pero parecían ignorarlo o rechazarlo.
Una tarde soleada, mientras caminaba por el parque con la mirada baja y el corazón apesadumbrado, algo inesperado sucedió. De repente, escuchó un ruido proveniente de unos arbustos cercanos.
Al acercarse con curiosidad, descubrió a un cachorro de perro atrapado entre las ramas. Sin dudarlo, Martín liberó al cachorro y lo abrazó con ternura.
El pequeño perro movió la cola felizmente y comenzó a lamerle la cara a Martín, quien sonreía emocionado por haber encontrado a este nuevo amigo animal. "¡Hola amiguito! ¿Cómo te llamas?", preguntó Martín mientras acariciaba al cachorro. El cachorro respondió con ladridos juguetones y ambos se miraron con complicidad. Desde ese momento, Martín y su nuevo amigo canino se volvieron inseparables.
Juntos corrían por el parque, jugaban a atrapar una pelota y compartían momentos de alegría que llenaban el corazón de Martín de felicidad.
Un día, mientras paseaban por la plaza del pueblo, vieron a un grupo de niños jugando juntos. Martín sintió ese nudo en la garganta que solía aparecer cuando se enfrentaba a situaciones sociales difíciles; sin embargo, esta vez algo era diferente: su fiel amigo estaba a su lado para darle ánimo.
"¿Te animás a ir con ellos?", preguntó el cachorro inclinando la cabeza hacia los niños. Martín asintió tímidamente y se acercó al grupo.
Para su sorpresa, uno de los niños extendió una mano amigable hacia él y dijo:"¡Hola! Soy Tomás ¿Querés jugar con nosotros?"La valentía de Martín fue creciendo poco a poco gracias al apoyo incondicional de su amigo animal y al gesto amable de Tomás.
Pronto empezó a integrarse al grupo, compartiendo risas y juegos como nunca antes lo había hecho. Con el tiempo, Martín descubrió que la verdadera amistad no conocía barreras ni prejuicios; podía surgir en los lugares más inesperados y traer consigo momentos mágicos e inolvidables.
Y todo comenzó gracias a ese encuentro fortuito con un pequeño cachorro que le enseñó que nunca estamos solos cuando tenemos un verdadero amigo junto a nosotros.
FIN.