El volcán y el changuito travieso


En lo profundo del océano, existía un volcán de lava que vivía en armonía con su entorno marino. Disfrutaba de su espacio, sintiéndose sereno y tranquilo.

Sin embargo, un día, el volcán notó algo diferente en la jungla que lo rodeaba. Un changuito travieso rebotaba de árbol en árbol con tanta energía que el volcán se sobresaltó. "¡Cuidado con mis alrededores!" rugió el volcán, enviando pequeñas chispas al agua. El changuito, sin inmutarse, se acercó con una sonrisa.

"¡Hola, amigo volcán! Soy Kiki, soy muy travieso pero no quiero molestarte. Solo quiero jugar y divertirme!" El volcán, impresionado por la valentía del changuito, decidió darle una oportunidad.

Con el tiempo, el changuito aprendió a moderar su energía alrededor del volcán, y juntos exploraron la jungla y el paisaje submarino. La amistad entre el volcán y Kiki se fortaleció con el tiempo, enseñándoles a ambos sobre la importancia de la paciencia y la adaptación.

A partir de entonces, el volcán ya no temía la energía del changuito, porque juntos habían encontrado un equilibrio perfecto entre la serenidad y la diversión.

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