El voto del conejo
En el corazón de la selva, vivía un grupo de animales que soñaba con encontrar una forma justa de tomar decisiones importantes.
Todos los habitantes de la selva estaban emocionados por las próximas elecciones para elegir al líder que los representaría.
Sin embargo, surgió un dilema inesperado: ¿cómo podrían garantizar que todos los animales tuvieran voz en el proceso electoral? Los grandes animales propusieron que solo ellos pudieran votar, ya que consideraban que eran los únicos capaces de tomar decisiones importantes. Pero el pequeño y astuto conejo pensaba de manera diferente. "Creo que todos los animales deberían tener el derecho de votar. Todos somos importantes y merecemos ser escuchados", decía el conejo convencido.
Los animales más grandes no estaban de acuerdo, pero el conejo no se rindió. Decidió organizar una asamblea en la que cada especie animal pudiera exponer sus argumentos.
Durante la asamblea, el conejo expresó su idea con tanta pasión y convicción que logró conmover a muchos de los animales presentes. Lentamente, comenzaron a considerar la posibilidad de que su voz fuera escuchada. Después de largas discusiones, finalmente llegaron a un acuerdo: todos los animales, grandes y pequeños, tendrían derecho a votar en las elecciones.
El día de las elecciones, la selva se llenó de emoción y entusiasmo. Los animales marchaban juntos hacia las urnas, cada uno con su voto en la mano.
Finalmente, el resultado de las elecciones mostró que la diversidad de opiniones había enriquecido la toma de decisiones. El líder elegido fue un sabio elefante que prometió escuchar y representar los intereses de todos los habitantes de la selva, grandes y pequeños.
El conejo sonreía satisfecho al ver que su valentía y determinación habían logrado un cambio positivo en toda la selva. Desde entonces, los animales vivieron en armonía, sabiendo que juntos podían lograr grandes cosas cuando se escuchaban y respetaban mutuamente.
FIN.