El vuelo de Beila



Había una vez una niña llamada Beila, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeña, Beila soñaba con subirse a un unicornio y volar por el cielo como si fuera un pájaro.

Pero todos le decían que eso era imposible, ya que los unicornios solo existían en los cuentos de hadas. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, Beila encontró un arcoíris brillante que parecía venir de la nada.

Curiosa y emocionada, siguió el camino del arcoíris hasta llegar a una pradera mágica llena de flores de colores vibrantes.

Y allí, en medio de la pradera, vio algo increíble: ¡un verdadero unicornio! El unicornio era blanco como la nieve y tenía un cuerno dorado en su frente. Sus ojos brillaban con dulzura y ternura.

Beila se acercó lentamente al unicornio y le habló con voz suave: "Hola hermoso unicornio, siempre he deseado poder subirme a tu espalda y volar por el cielo". El unicornio miró a Beila con curiosidad y respondió amablemente: "Eso es algo difícil para ti, pequeña humana. Pero si estás dispuesta a aprender algunas lecciones importantes antes de intentarlo, tal vez pueda ayudarte".

Beila asintió emocionada y preguntó: "¿Qué tengo que hacer?"El unicornio sonrió y dijo: "Primero debes aprender sobre la paciencia. La paciencia te enseñará a esperar el momento adecuado para lograr tus sueños". Beila asintió y prometió ser paciente.

El unicornio le enseñó a cuidar de las flores de la pradera, a regarlas y a esperar pacientemente a que crecieran. Después de un tiempo, Beila notó cómo las flores comenzaron a crecer más altas y fuertes.

El unicornio sonrió y dijo: "Has aprendido una valiosa lección sobre la paciencia. Ahora es el momento de aprender sobre la determinación".

El unicornio llevó a Beila al borde de un río rápido y le explicó que debía cruzarlo para demostrar su determinación. Beila estaba un poco asustada, pero sabía que tenía que enfrentar sus miedos si quería cumplir su sueño. Con mucho esfuerzo y concentración, Beila logró cruzar el río sin caerse.

El unicornio aplaudió emocionado y dijo: "Eres muy valiente, has demostrado tener una gran determinación". Finalmente, el unicornio llevó a Beila hasta lo alto de una montaña nevada. Allí se encontraba un precipicio enorme con vientos fuertes soplando en todas direcciones.

El unicornio miró fijamente los ojos decididos de Beila y dijo: "Ahora es el momento final, debes aprender sobre el coraje". Beila cerró los ojos por un momento para encontrar fuerzas dentro de ella misma.

Abrió los ojos nuevamente, respirando profundamente, lista para enfrentar cualquier desafío. Con cada paso tembloroso pero firme, Beila caminó lentamente hacia el precipicio mientras los vientos trataban de empujarla hacia atrás. Pero ella no se rindió. Siguió avanzando con coraje y determinación.

Cuando Beila llegó al borde del precipicio, el unicornio la miró orgulloso y le dijo: "Has demostrado tener un coraje admirable". En ese momento, el unicornio extendió sus alas mágicas y Beila se subió a su espalda.

Juntos volaron por el cielo como si fueran los mejores amigos. Beila había aprendido importantes lecciones sobre paciencia, determinación y coraje en su camino hacia el sueño de subirse a un unicornio.

Ahora sabía que cuando uno cree en sí mismo y trabaja duro, cualquier cosa es posible. Desde aquel día, Beila nunca dejó de soñar en grande y perseguir sus metas con valentía.

Y siempre recordaba al hermoso unicornio que le enseñó que los sueños pueden hacerse realidad si uno está dispuesto a aprender las lecciones adecuadas antes de intentarlo.

FIN.

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