El vuelo de Catalina



Catalina estaba emocionada por el regalo que su tío le había hecho. Él había construido un hermoso barrilete con los colores del arcoíris y se lo había dado para que pudiera volarlo en el parque de Vicente López.

Era un día soleado y perfecto para volar barriletes, pero cuando Catalina llegó al parque, no había mucho viento. Intentó una y otra vez hacer despegar el barrilete, pero este simplemente se arrastraba por la tierra sin levantarse.

Catalina estaba triste, pensando que tal vez nunca podría volar su regalo. Pero entonces algo increíble sucedió: el viento comenzó a soplar más fuerte.

De repente, las hojas de los árboles empezaron a agitarse y las ramas crujieron bajo la fuerza del viento. Catalina corrió hacia donde estaba su barrilete y lo lanzó al aire con todas sus fuerzas. El barrilete subió lentamente hasta que finalmente alcanzó una gran altura en el cielo.

-¡Mira, tío! ¡Lo logré! -gritó Catalina emocionada mientras sostenía la cuerda del barrilete. Pero justo cuando ella estaba disfrutando de ese momento mágico, una ráfaga de viento inesperada hizo que el barrilete se soltara de sus manos y saliera disparado hacia los árboles cercanos.

Catalina corrió lo más rápido que pudo detrás de él mientras veía cómo su precioso regalo era arrastrado por el viento cada vez más lejos.

Finalmente, después de varios minutos buscando entre los arbustos, Catalina encontró su barrilete enredado en una rama alta de un árbol. -Oh no, ¿cómo lo voy a recuperar? -dijo Catalina con tristeza. Pero entonces recordó algo que su tío le había enseñado: "Nunca te des por vencido, siempre hay una solución".

Catalina miró alrededor y vio un palo largo cerca del árbol. Con mucho cuidado, empezó a golpear la rama hasta que logró hacer caer el barrilete. -¡Lo tengo! ¡Lo tengo! -exclamó Catalina saltando de alegría mientras abrazaba su barrilete rescatado.

Desde ese día, Catalina aprendió que nunca debía rendirse ante los obstáculos y siempre debía buscar una solución para resolver los problemas. Y cada vez que veía su hermoso barrilete volando alto en el cielo, recordaba esa valiosa lección.

FIN.

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