El Vuelo de Jorge y Lidia



Una cálida mañana en Santiago de Chile, Jorge estaba muy emocionado. Había estado planeando un viaje a Bolivia para visitar a su mejor amigo, pero había algo más que lo entusiasmaba: Lidia, una niña encantadora a quien había conocido en una feria de ciencias.

Sin embargo, había un pequeño problema: Lidia no sabía que Jorge tenía un gran afecto por ella. Así que, decidido a conquistar su corazón, Jorge ideó un plan.

"Si la invito a viajar conmigo a Bolivia, tendré el tiempo perfecto para hablarle de mis sentimientos" - pensó él, mientras llamaba a Lidia.

"Hola Lidia, ¿te gustaría venir a dar una vuelta en avión a Bolivia?" - le preguntó Jorge, un poco nervioso.

"¡Wow! ¿Se puede?" - respondió Lidia con una risa contagiosa. "Nunca he viajado en avión antes, suena increíble".

"Perfecto, será una aventura" - dijo Jorge, que se sentía cada vez más decidido.

El día del viaje llegó rápidamente. Ambos se presentaron en el aeropuerto, llenos de emoción. Mientras esperaban para abordar el avión, Lidia observaba todo fascinada.

"Mirá esos aviones, parecen pájaros gigantes" - comentaba Lidia, con los ojos brillantes.

"Sí, y volar es como soñar con los ojos abiertos" - le respondió Jorge, mientras no podía dejar de pensar en su plan.

Una vez en el aire, la vista era espectacular. Las nubes parecían algodones, y el sol brillaba intensamente. Lidia miraba por la ventana, totalmente embobada por la belleza del paisaje.

"Mirá, Jorge, ¡hay montañas y ríos! Esto es increíble" - exclamó Lidia, con una sonrisa de oreja a oreja.

Jorge sentía que el momento había llegado. Pero, en lugar de declarar su amor, se quedó mirando a Lidia. En ese instante, sintió que era mejor que lo que había planeado. Se dio cuenta de que lo que realmente quería era que ella disfrutara el viaje.

Al llegar a Bolivia, decidieron visitar el Mercado de las Brujas en La Paz. Lidia estaba fascinada por los colores y los aromas del lugar.

"Jorge, ¡mira esos souvenirs!" - dijo mientras señalaba un puesto.

"Sí, son preciosos. Pero sabes, lo que más me ha encantado es poder disfrutar este viaje contigo" - confessó Jorge, aliviado de no haber seguido el plan que había pensado.

Mientras estaban en el mercado, encontraron un puesto que vendía llamas de peluche. Jorge pensó que sería un bonito regalo para Lidia.

"¿Te gustaría llevarte una de estas?" - le preguntó.

"¡Ay, sí! Son adorables" - contestó Lidia, mientras seleccionaba una.

En el camino de regreso, Jorge y Lidia se sentaron juntos en el avión. Estaban cansados pero felices de haber compartido momentos tan especiales.

"Gracias por invitarme, Jorge. Fue el mejor día de mi vida" - dijo Lidia con una gran sonrisa.

"Y para mí también, Lidia. Eres una amiga increíble" - respondió Jorge, sintiendo que había logrado mucho más que lo que había planeado.

Mientras el avión volaba sobre las nubes, Jorge se dio cuenta de que a veces, los planes no salen como uno espera, pero eso no significa que no sean maravillosos. Lo importante era haber compartido una experiencia inolvidable con una persona especial.

Al aterrizar, Jorge y Lidia se prometieron seguir viajando juntos y descubriendo el mundo. Jorge había aprendido que, aunque a veces es difícil expresar lo que uno siente, lo más bello de la amistad es disfrutar cada momento junto a aquellos que queremos.

Así comenzó su aventura de viajes y risas, donde el amor se escondía en los momentos más simples y en la alegría de compartir nuevas experiencias.

FIN.

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