El vuelo de Katú


Había una vez un cuervo blanco llamado Katú, que vivía en medio de la vasta y hermosa selva del ñu. Desde que era pequeño, se sentía diferente a los demás cuervos negros.

No entendía por qué su plumaje era tan distinto al de sus compañeros. Katú pasaba sus días volando de un lado a otro, buscando respuestas sobre su existencia.

Siempre se preguntaba cuál era su propósito en la vida y por qué no encajaba con los demás cuervos negros. Pero ninguna respuesta parecía llegar. Un día, mientras Katú exploraba el bosque, escuchó risas infantiles provenientes de lo profundo de la selva. Siguiendo el sonido, encontró a un niño indígena Mbya Guarani llamado Tupã.

Tupã tenía ojos brillantes y una sonrisa cálida que iluminaba su rostro. "¡Hola! ¿Quién eres tú?", preguntó curioso Katú. "Soy Tupã, un niño Mbya Guarani", respondió el niño con alegría.

"¿Puedes ayudarme a encontrar mi propósito en la vida? Me siento perdido", confesó Katú con tristeza. Tupã miró al cuervo blanco con ternura y le dijo: "Ven conmigo, te llevaré a un lugar especial donde podrás encontrar las respuestas que buscas".

Katú siguió a Tupã hasta llegar a un hermoso cerro cubierto de niebla blanca. Al acercarse más, descubrieron que estaba lleno de cuervos blancos como él. El lugar se llamaba YRYBU KUA, que significaba "Cerro de los Cuervos Blancos".

El rey de los cuervos blancos, un majestuoso y sabio anciano, se acercó a Katú y le habló con una voz profunda y serena: "Bienvenido, Katú. Has llegado al lugar donde todos los cuervos blancos encuentran su propósito en la vida".

"¿Mi propósito? ¿Cómo puedo encontrarlo?", preguntó emocionado Katú. "Tu propósito es único y especial. Debes escuchar a tu corazón y seguir tus instintos", respondió el rey. Katú pasó días explorando YRYBU KUA, hablando con otros cuervos blancos y aprendiendo sobre sus habilidades únicas.

Descubrió que algunos eran excelentes cantantes, mientras que otros eran grandes constructores de nidos. Un día, mientras volaba por el cielo azul del cerro, Katú vio a un grupo de animales en peligro cerca del río.

Sin dudarlo ni un segundo, descendió rápidamente para ayudarlos. Los salvó utilizando sus fuertes alas para crear sombras protectoras frente al sol abrasador. Los demás animales quedaron asombrados por la valentía y generosidad de Katú.

Aplaudieron su acto heroico y le dijeron: "Tu propósito es proteger y cuidar a quienes necesitan ayuda". Katú sonrió radiante al escuchar aquellas palabras.

Había encontrado su verdadero propósito en la vida: ser el protector de aquellos que no podían protegerse por sí mismos. Desde ese día en adelante, Katú volaba por los cielos de la selva del ñu, vigilando y protegiendo a todos los animales que habitaban en ella. Se convirtió en un símbolo de esperanza y coraje para todos.

Y así, Katú entendió que no importa cuán diferente sea uno, siempre hay un propósito especial esperando ser descubierto.

Aprendió que el verdadero valor radica en aceptarse a uno mismo y usar nuestras cualidades únicas para hacer del mundo un lugar mejor. El cuervo blanco encontró su felicidad al seguir su corazón y ayudar a los demás. Y cada vez que alguien necesitaba ayuda, podían contar con Katú, el valiente protector de la selva del ñu. Fin.

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