El vuelo de la amistad


Había una vez en un hermoso jardín, una mariposa llamada Margarita. Era de un vibrante color amarillo y tenía unas alas tan delicadas como el pétalo de una flor.

Todos los días, volaba felizmente de flor en flor, bebiendo néctar y disfrutando del sol. Un día soleado, mientras Margarita revoloteaba entre las flores, se dio cuenta de que había perdido su camino. Estaba confundida y asustada porque no reconocía ningún lugar a su alrededor.

- ¡Ay, no sé dónde estoy! -exclamó Margarita con angustia-.

¿Cómo voy a encontrar mi camino de regreso a casa? Margarita comenzó a buscar ayuda y se encontró con sus amigos los insectos del jardín: Lucas la mariquita roja y Pedro el saltamontes verde. - ¡Lucas! ¡Pedro! -llamó Margarita desesperadamente-. Me he perdido y no puedo encontrar mi hogar. - Tranquilízate, Margarita -dijo Lucas tranquilamente-. Vamos a ayudarte a encontrar tu camino de regreso.

Los tres amigos comenzaron su aventura para encontrar el hogar de Margarita. Volaban por encima de las flores y arbustos, preguntándole a otros insectos si habían visto alguna vez el lugar donde vivía la mariposa amarilla.

Después de mucho buscar sin éxito, llegaron al bosque cercano al jardín. Allí conocieron a Marta la abeja trabajadora. - Hola Marta -saludó Pedro-, estamos buscando el hogar de nuestra amiga Margarita. ¿Puedes ayudarnos? - Por supuesto -respondió Marta amablemente-.

Tengo una excelente memoria y conozco todos los rincones de este jardín. Si me das una descripción detallada, tal vez pueda recordar algo. Margarita describió su hogar, las flores que la rodeaban y el colorido paisaje.

Marta escuchaba atentamente mientras recordaba todos los lugares que había visitado en busca de néctar. - Creo que sé dónde está tu hogar, Margarita -dijo Marta emocionada-. Síganme, ¡vamos a encontrarlo! Los amigos siguieron a Marta a través del bosque hasta llegar al jardín donde vivía Margarita.

La mariposa se llenó de alegría al ver sus flores favoritas y reconocer cada rincón familiar. - ¡Gracias a todos! -exclamó Margarita emocionada-. No sé qué haría sin ustedes.

Lucas sonrió y dijo: - Los verdaderos amigos siempre están ahí para ayudarse mutuamente. Estamos felices de haberte encontrado, Margarita. Desde aquel día, Margarita nunca más volvió a perderse. Apreciaba aún más su hogar y valoraba la amistad de Lucas, Pedro y Marta.

Juntos continuaron explorando el jardín y disfrutando de nuevas aventuras cada día. Y así fue como una mariposa perdida encontró su camino gracias al apoyo incondicional de sus amigos insectos.

La historia nos enseña que cuando estamos perdidos o confundidos, siempre podemos encontrar ayuda si abrimos nuestros corazones y permitimos que otros nos guíen hacia nuestro camino correcto.

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