El vuelo de la amistad



Había una vez una niña llamada Alicia, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Alicia era una niña curiosa y aventurera, siempre estaba buscando nuevas experiencias y aprendiendo cosas nuevas.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, Alicia se encontró con un pájaro herido. El pobre animalito no podía volar y parecía asustado. Sin dudarlo, Alicia decidió llevarlo a su casa para cuidarlo y ayudarlo a recuperarse.

Alicia le construyó un pequeño nido confortable dentro de una caja con ramitas y hojas. También le dio agua fresca y semillas para que pudiera comer. Durante días, la niña atendió al pájaro con mucho amor y paciencia.

Poco a poco, el ave comenzó a mejorar hasta que finalmente pudo volar nuevamente. El pájaro se sintió tan agradecido por la ayuda de Alicia que decidió quedarse con ella como su fiel compañero.

Desde ese momento, ambos se convirtieron en los mejores amigos inseparables. Un día, mientras caminaban juntos por el bosque, escucharon un sonido extraño proveniente de detrás de unos arbustos altos. Curiosos como siempre, decidieron investigar qué lo causaba.

Para sorpresa de ambos, descubrieron a un grupo de animales del bosque discutiendo acaloradamente sobre quién era el más fuerte entre ellos.

Había un oso enorme reclamando ser el rey del bosque; había también un águila majestuosa afirmando ser la más rápida; e incluso había una tortuga sabia asegurando ser la más inteligente. Alicia, quien siempre había sido una niña justa y amante de la paz, decidió intervenir.

Se acercó a los animales y les propuso un desafío para decidir quién era el más fuerte: una carrera por todo el bosque. El oso aceptó emocionado, el águila asintió con confianza y la tortuga sonrió con astucia. Todos se prepararon para la gran competencia.

La carrera comenzó y Alicia corrió junto a ellos animándolos en cada paso del camino. El oso demostraba su fuerza al derribar árboles; el águila volaba velozmente sobre sus cabezas; pero fue la tortuga quien sorprendió a todos al llegar primero a la línea de meta.

Todos quedaron impactados por lo que acababan de presenciar. La tortuga, con su sabiduría y estrategia, había logrado ganar la carrera.

Alicia felicitó a cada uno de los participantes por sus habilidades únicas y les recordó que no importa cuán diferentes sean, cada uno tiene algo especial dentro de sí mismo. Desde ese día, los animales del bosque aprendieron a valorarse mutuamente y trabajaron juntos para mantenerlo limpio y seguro.

Y Alicia siguió siendo amiga inseparable de su fiel compañero pájaro, explorando nuevos lugares e inspirando a otros con su espíritu aventurero.

Y así es como Alicia enseñó al mundo que no importa nuestro aspecto o nuestras habilidades individuales; lo importante es respetarnos unos a otros y trabajar juntos para crear un lugar mejor para todos.

FIN.

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