El vuelo de la ave guía



En un reino lejano llamado la Ciudad Diamante vivían cinco dragones con poderes mágicos. Había un dragón del agua, uno del aire, otro del fuego, uno de la tierra y el último que poseía el poder de la luz.

Junto a ellos vivía un ave muy especial llamada Aurora, cuyos colores brillantes iluminaban cualquier lugar al que volara. Un día soleado decidieron aventurarse juntos por el bosque encantado que rodeaba su reino.

Los árboles altos y frondosos los saludaban mientras avanzaban entre risas y juegos. El sonido de los pájaros y el murmullo del arroyo hacían de aquel paseo una experiencia inolvidable.

- ¡Qué hermoso es nuestro reino! -exclamó el dragón del aire, batiendo sus alas con alegría. - Sí, cada rincón está lleno de magia -respondió el dragón del fuego lanzando pequeñas llamas al cielo. Pero al caer la tarde, cuando quisieron regresar a la Ciudad Diamante, se dieron cuenta de que se habían perdido.

- ¿Cómo vamos a encontrar el camino de vuelta? -preguntó preocupado el dragón de la tierra mirando a su alrededor. Aurora planeó sobre ellos intentando divisar algún punto conocido sin éxito.

Los cinco dragones se sentaron desanimados en círculo pensando en qué hacer. - No podemos rendirnos así como así -dijo finalmente el dragón del agua con determinación-. Debemos buscar juntos una solución.

Fue entonces cuando recordaron las historias que les había contado su abuelo sobre un antiguo guardián del bosque capaz de orientar a quienes se encontraran perdidos en él. Decidieron emprender la búsqueda siguiendo las indicaciones que les venían a la mente gracias a sus poderes mágicos.

Caminaron durante horas sorteando obstáculos y desafiando peligros hasta llegar a una cueva oscura donde encontraron al anciano guardián. Con sabiduría y paciencia les enseñó cómo usar sus habilidades para trazar un mapa mental del bosque y así hallar el camino de regreso a casa.

- La verdadera magia reside en trabajar juntos y confiar en ustedes mismos -les dijo antes de despedirse con una sonrisa bondadosa.

Los cinco dragones junto con Aurora siguieron las instrucciones del guardián y lograron regresar sano y salvos a la Ciudad Diamante justo antes de que saliera la luna llena. Allí fueron recibidos con alegría por todos los habitantes que habían temido por su seguridad durante su ausencia.

Desde ese día, los cinco dragones aprendieron que no importa cuántos obstáculos encuentren en su camino mientras estén unidos y confíen en sus capacidades podrán superar cualquier adversidad. Y Aurora comprendió que incluso los seres más extraordinarios necesitan ayuda alguna vez para encontrar su rumbo.

Juntos demostraron que la verdadera fuerza radica en la amistad y solidaridad entre seres mágicos tan diversos pero tan unidos como ellos mismos.

FIN.

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