El vuelo de la mariposa y la gota de rocío



Había una vez en un hermoso jardín, una pequeña gota de rocío llamada Gotita. Gotita era muy especial, ya que tenía unas alas transparentes y brillantes hechas de cristal.

Estas alas le permitían volar por encima de las flores y hojas con gran facilidad, esparciendo su frescura y vitalidad por todo el jardín. Un día, mientras volaba despreocupadamente entre los pétalos de las rosas, escuchó un susurro proveniente del rincón más alejado del jardín.

Curiosa, se acercó lentamente hasta descubrir a una mariposa azul llorando desconsolada. La mariposa le explicó a Gotita que había perdido sus propias alas en un fuerte vendaval y ahora se sentía triste y desamparada.

Gotita sintió compasión por la mariposa y decidió ayudarla. Con mucho cuidado, posó una de sus delicadas alas de cristal sobre la espalda de la mariposa azul.

En ese momento mágico, la ala se transformó en unas nuevas alas resplandecientes para la mariposa, quienes comenzaron a brillar con intensidad.

La mariposa azul no podía creer lo que veía: ¡tenía unas preciosas alas nuevas gracias a la generosidad de Gotita! Llena de gratitud, se acercó a ella y le dijo emocionada: "-¡Gracias Gotita! Gracias a ti puedo volver a volar y disfrutar del mundo como antes". Gotita sonrió con ternura y respondió: "-No hay nada que agradecer, todos merecemos tener una segunda oportunidad para ser felices".

Con estas palabras llenas de sabiduría, continuaron explorando juntas el jardín, compartiendo aventuras e historias inolvidables. Días después, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, un arcoíris apareció en el cielo iluminando el jardín con colores vibrantes.

Gotita miró hacia arriba admirando aquel espectáculo natural y sintió cómo su corazón se llenaba de alegría. En ese preciso instante comprendió que aunque sus alas fueran frágiles como el cristal, tenían un poder extraordinario: el poder de hacer feliz a los demás.

Y así, Gotita siguió surcando los cielos llevando consigo un mensaje de esperanza y amor para todos aquellos seres que encontrara en su camino.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: nunca subestimes el valor de un acto amable hacia los demás porque puede cambiar vidas tal como lo hizo Gotita con su hermoso gesto hacia la mariposa azul.

FIN.

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