El Vuelo de la Paciencia



Había una vez un pequeño pájaro llamado Pipo que vivía en un árbol junto a su familia. Pipo era diferente a los demás pájaros, ya que no podía volar como ellos.

A pesar de intentarlo una y otra vez, sus alas eran demasiado débiles. Un día, mientras observaba a los demás pájaros volar libremente por el cielo, Pipo se sintió muy triste.

Pensó que nunca podría hacer lo mismo y se quedó allí sentado en su rama durante horas. De repente, escuchó un sonido extraño proveniente del suelo. Era un gusano que estaba atrapado bajo unas hojas secas. Pipo decidió ayudarlo y con mucho esfuerzo logró liberarlo. "¡Gracias por salvarme!", dijo el gusano emocionado.

"No hay problema", respondió Pipo con una sonrisa en el pico. El gusano le explicó que había estado buscando alguien para ayudarlo durante todo el día sin éxito. Le ofreció recompensarle de alguna manera por su ayuda desinteresada.

Pipo pensó por un momento y luego dijo:"¿Podrías enseñarme cómo moverme como tú? Me gustaría poder desplazarme por la tierra de la misma forma en que tú lo haces". El gusano aceptó encantado y comenzaron las clases.

Al principio fue difícil para Pipo adaptarse al nuevo medio ambiente, pero poco a poco fue mejorando gracias al entrenamiento diario con su amigo gusano.

Un día, mientras practicaban juntos cerca del árbol donde vivían los pájaros de Pipo, una fuerte ráfaga de viento desató una tormenta. Los demás pájaros volaron a refugiarse en los árboles cercanos, pero Pipo y el gusano estaban atrapados en el suelo. "¿Qué haremos ahora?", preguntó Pipo preocupado. "No te preocupes", respondió el gusano tranquilizadoramente.

"A veces es mejor quedarse quieto y esperar que pase la tormenta". Así lo hicieron. Se mantuvieron juntos bajo las hojas secas hasta que la lluvia cesó y los demás pájaros regresaron al árbol.

"¡Miren! ¡Pipo está aquí!", exclamó uno de ellos sorprendido. Los demás se acercaron a saludarlo y le preguntaron cómo había logrado sobrevivir a la tormenta sin poder volar como ellos. "Aprendí algo muy importante hoy", explicó Pipo con una sonrisa.

"No siempre, pero a veces es mejor esperar el momento adecuado antes de actuar". Desde ese día, Pipo se convirtió en un miembro respetado de la comunidad de aves.

Aunque todavía no podía volar, había encontrado su propio camino para moverse por el mundo y había aprendido que nunca era tarde para descubrir nuevas habilidades y aprender cosas importantes.

FIN.

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