El Vuelo de Lía, el Unicornio Especial
En un rincón mágico del bosque de Arcoíris, vivía un unicornio llamado Lía. A diferencia de otros unicornios, Lía tenía alas de mariposa que brillaban con todos los colores del arcoíris. Todos los días, Lía soñaba con volar alto y explorar el mundo más allá del bosque, pero había un problema: Lía no sabía cómo volar.
Un día, mientras paseaba, se encontró con su amiga la ardilla Tico.
"Hola Lía, ¿qué te pasa? Pareces preocupada" - dijo Tico, moviendo su cola con curiosidad.
"Hola Tico. Es que deseo volar, pero no sé cómo hacerlo y los demás unicornios me dicen que no puedo" - respondió Lía, con los ojos llenos de tristeza.
Tico, siempre optimista, sonrió ampliamente.
"¡No les hagas caso! Creo que deberías intentarlo. Tal vez solo necesitas un poco de práctica y un plan" - sugirió Tico.
Con esa idea en mente, Lía decidió que no se rendiría. Juntas, comenzaron a buscar la manera de que Lía pudiera volar. De repente, Tico tuvo una idea brillante.
"¡Podríamos pedirle ayuda a las brujas de la colina! Ellas son sabias y podrían enseñarte" - propuso Tico.
Lía, llena de entusiasmo, aceptó la sugerencia. Así que se dirigieron hacia la colina, donde vivían las brujas. Al llegar, una de ellas, la bruja Melisa, salió a recibirlas.
"Hola, pequeñas aventureras. ¿Qué las trae por aquí?" - preguntó Melisa, mirando atentamente a Lía.
"Hola, bruja Melisa. Quiero aprender a volar, pero no sé cómo. Cuento con la ayuda de mi amiga Tico" - explicó Lía con determinación.
"¡Interesante! Pero volar no es solo algo físico; también requiere confianza en ti misma" - dijo Melisa, acariciando su larga perilla plateada.
Lía, algo insegura, se preguntó si realmente podría confiar en sí misma. La bruja continuó.
"Primero, tendrás que practicar el salto. Usa tus alas, si no intentas, nunca lo lograrás. Confía en ti y en las fuerzas de tus alas" - aconsejó Melisa.
Lía sintió un cosquilleo en su estómago al pensar en intentarlo. Juntas, las tres amigas practicaron durante días. A veces caía, otras se sentía frustrada, pero siempre encontró el apoyo de Tico y Melisa.
Un día, mientras practicaban, el viento sopló con fuerza. Tico gritó:
"¡Lía, ahora o nunca! Salta con todo tu corazón!" - animó la ardilla.
Con un gran salto, Lía extendió sus alas de colores y, en un momento mágico, se sintió ligera como una pluma. Mientras caía, comenzó a batir sus alas y, ¡oh sorpresa! Comenzó a elevarse en el aire.
"¡Lo logré! ¡Estoy volando!" - gritó Lía, llena de felicidad.
Pero en medio de su vuelo, divisó a un grupo de animales en el suelo que parecían estar en problemas. Un fuerte viento había tirado sus cosas y estaban desorientados.
"¡Debo ayudarles!" - pensó Lía, tomando una decisión rápida.
Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia abajo y comenzó a ayudar a los animales.
"No se preocupen, yo puedo ayudar!" - dijo Lía mientras recogía objetos y los llevaba a su lugar.
Con esfuerzo y destreza, Lía y sus amigos ayudaron a todos. Cuando terminaron, los animales aplaudieron con alegría.
"¡Eres una heroína, Lía!" - dijo un conejito.
Lía sonrió con orgullo. En ese momento se dio cuenta de que no solo había conseguido volar, sino que también podía ser útil y ayudar a los demás.
"Gracias, amigos. Ahora sé que puedo volar gracias a mi confianza, pero aún más, puedo volar para ayudar" - exclamó Lía.
Desde ese día, Lía se convirtió en la guardiana del bosque de Arcoíris, volando para ayudar a todos sus amigos y asegurándose de que todos estuvieran a salvo. Comprendió que la confianza en uno mismo es muy poderosa, y lo más importante es el deseo de ayudar a los demás.
Y así, el unicornio volador se convirtió en símbolo de esperanza y valentía entre todos los habitantes del bosque, demostrando que a veces, el verdadero vuelo se encuentra en el corazón.
Fin.
FIN.