El vuelo de Lila y Tito
En un pequeño bosque verde, había una ardillita llamada Lila. Ella siempre había visto a los pájaros volar por los cielos azules y soñaba con experimentar la libertad de volar también. Sin embargo, Lila tenía un gran miedo: no podía imaginarse lanzándose desde la rama más alta del árbol sin mirar atrás.
Un día, mientras Lila estaba sentada en la base de un árbol, un pajarito llamado Tito se posó a su lado. Tito era joven y lleno de energía, y había aprendido a volar hacía poco.
"Hola, Lila! ¿Por qué no estás en las ramas?", le preguntó Tito.
Lila, con su pelaje castaño brillante, miró a Tito y suspiró.
"Me encantaría volar, pero le tengo miedo a caer. No creo que pueda hacerlo."
Tito, entusiasmado por ayudar a su nueva amiga, le respondió:
"Pero volar es maravilloso, Lila. Yo también tenía miedo la primera vez que intenté, pero alguien me enseñó que todo se trata de dar un salto de fe. ¡Yo te puedo ayudar!"
Lila levantó una ceja, intrigada.
"¿De verdad? ¿Cómo?"
Tito sonrió y dijo:
"Primero, debes aprender a confiar en tus habilidades. ¡Ven conmigo!"
Y así, Tito voló hacia una rama baja y le mostró cómo hacer un pequeño salto.
"Mirá, es fácil. Solo se necesita un poco de práctica."
Lila dudó, pero vio la energía de Tito y decidió intentarlo. Subió a la rama más baja y, con un poco de empuje, saltó. Se sintió un poco como si estuviera volando, pero aterrizó suavemente en el suelo.
"¡Lo hice!" gritó, emocionada.
Tito, animado, le dijo:
"¡Exacto! Ahora vamos un poco más arriba. Cada salto te acercará a volar realmente. No te preocupes, estaré aquí para sostenerte en caso de que necesites ayuda."
Poco a poco, Lila se aventuró hacia las ramas más altas. Cada vez que subía, sintió un cosquilleo en el estómago, pero también una emoción que hacía que su corazón latiera más rápido.
"¿Y si caigo, Tito?", preguntó, preocupada.
"Caer es parte de aprender a volar. Cuando caes, te levantas y lo intentas de nuevo", le respondió Tito con una sonrisa alentadora.
"¡Yo estuve ahí también!"
Un día, mientras practicaban, una nube oscura pasó y comenzó a llover.
"Deberíamos ir a casa, está lloviendo mucho. No quiero mojarme", dijo Lila, asustada.
"No! ¡Es una oportunidad perfecta para practicar! ¡Los pájaros vuelan en la lluvia! Mira!" gritó Tito, elevándose hacia la tormenta.
Lila lo observó dejarse llevar por el viento y, de repente, una chispa de valentía surgió en su interior.
"¡Voy a intentarlo!" gritó, mientras se lanzaba desde la rama, sintiendo el aire helado y la lluvia sobre su pelaje.
Al principio, el aire la golpeó con fuerza y se sintió descontrolada, pero luego recordó las palabras de Tito. Todo se trataba de confiar en sí misma.
"Puedo hacerlo, ¡puedo hacerlo!" se repetía mientras intentaba aletear con sus pequeños brazos.
Y, para su sorpresa, comenzó a planar en el aire, siguiendo el camino que Tito le había mostrado.
"¡Mirá, Tito! ¡Estoy volando!" gritó Lila mientras planeaba por el bosque, aunque solo por unos segundos.
Lila cayó suavemente en un arbusto, pero reía a carcajadas de satisfacción.
"Lo lograste, Lila! ¡Estás volando!" dijo Tito, volando a su lado.
A partir de ese día, Lila superó su miedo y cada vez que veía a Tito volar, se unía a él.
Descubrió que con paciencia y confianza, podía hacer cosas increíbles, y su amistad con Tito se volvió más fuerte que nunca.
Juntas, exploraron el bosque, volando en pequeños saltos, riendo y disfrutando de cada momento.
"Nunca dejes que el miedo te detenga, Lila. Si alguna vez te sientes asustada, solo recuerda lo lejos que has llegado", le dijo Tito con ternura mientras miraban el atardecer desde una rama alta.
"Lo prometo, Tito. Gracias por ayudarme a descubrir mis alas!"
Y así, Lila no solo voló, sino que también aprendió que tener miedo es normal, pero que tener amigos que te apoyen hace que todo sea más sencillo.
FIN.