El vuelo de los colores



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un joven llamado Martín. Martín era conocido por ser muy terco y por nunca querer escuchar los consejos de los demás.

Siempre creía que él sabía lo que era mejor para él, sin importar lo que le dijeran. Un día, Martín decidió que quería aprender a volar como los pájaros.

Todos en el pueblo le decían que era imposible, que los humanos no podían volar, pero Martín se negaba a escucharlos. "¡Yo puedo lograrlo! ¡Solo necesito practicar lo suficiente!" decía Martín con determinación. Así que todos los días subía a la colina más alta del pueblo y se lanzaba al vacío intentando volar.

Por supuesto, cada vez terminaba cayendo al suelo lastimándose un poco, pero eso no detenía su determinación. Un día, mientras descansaba en la colina después de otro intento fallido, vio a lo lejos a un anciano sabio del pueblo acercarse hacia él.

"Martín, he visto tus intentos de volar y admiro tu determinación", dijo el anciano con calma. Martín se sintió un poco sorprendido de que alguien finalmente reconociera su esfuerzo en lugar de decirle que era imposible.

El anciano continuó: "Pero debes entender que hay cosas en la vida que simplemente no podemos hacer. En lugar de intentar volar como los pájaros, ¿por qué no encuentras algo más realista para enfocar tu energía y determinación?".

Martín reflexionó sobre las palabras del anciano y finalmente entendió que tal vez estaba perdiendo el tiempo tratando de hacer algo imposible. Decidió entonces buscar otra pasión en la cual pudiera enfocarse y aplicar toda su determinación.

Con el tiempo, Martín descubrió su amor por la pintura y se convirtió en un artista talentoso. Sus cuadros mostraban paisajes increíbles inspirados en sus aventuras en la colina donde solía intentar volar.

Aunque nunca pudo cumplir su sueño de volar físicamente, encontró una forma diferente de elevarse a través del arte. Y desde ese día, Martín aprendió la importancia de escuchar los consejos de los demás y ser flexible en sus metas para poder encontrar verdadero éxito y felicidad en la vida.

Y aunque seguía siendo terco algunas veces, aprendió a canalizar esa terquedad hacia metas alcanzables y realistas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!