El vuelo de los sueños
Había una vez un aerogador de aviones llamado César. Era un hombre amable y siempre estaba dispuesto a ayudar a las personas que necesitaban viajar en avión.
Vivía con su esposa Nati y sus dos hijos, Fran y Donato, en una pequeña casa cerca del aeropuerto. Un día, mientras César se preparaba para su turno en el aeropuerto, recibió una llamada urgente.
Había surgido un problema con uno de los aviones y necesitaban su ayuda para solucionarlo lo más rápido posible. Sin pensarlo dos veces, César se despidió rápidamente de su familia y se dirigió al aeropuerto. Mientras tanto, Nati decidió llevar a los niños al parque para distraerse un poco.
Fran y Donato estaban emocionados por pasar tiempo juntos como familia, pero también extrañaban mucho a su papá. Al llegar al parque, los niños corrieron directo hacia el área de juegos. Fran subió al tobogán mientras Donato jugaba en los columpios.
Pero algo inesperado ocurrió: Fran se resbaló del tobogán y cayó al suelo lastimándose la pierna. Nati corrió hacia él preocupada. "¡Fran! ¿Estás bien?", exclamó angustiada. Fran intentaba contener las lágrimas mientras asentía con la cabeza.
"Sí mamá, solo me duele un poco". Nati tomó la mano de Fran y lo llevó rápidamente al médico cercano al parque. Afortunadamente, no era nada grave; solo había sido un susto.
De regreso en casa, Nati intentaba animar a los niños. "Papá estará de vuelta pronto, chicos. Mientras tanto, podemos hacer algo especial juntos". Fran y Donato se miraron con curiosidad. "¿Qué podemos hacer, mamá?", preguntó Donato emocionado.
Nati sonrió y les contó sobre un concurso de dibujo que había visto anunciado en el periódico local. El ganador tendría la oportunidad de visitar el aeropuerto y conocer a los pilotos y azafatas. Los ojos de Fran y Donato se iluminaron al instante.
Ambos amaban dibujar y soñaban con volar en aviones algún día. Durante los próximos días, Fran y Donato pasaron horas dibujando aviones junto a su mamá. Cada uno tenía su propio estilo único pero compartían la misma pasión por el arte.
Finalmente, llegó el día del concurso. Nati envió los dibujos al jurado y esperaron ansiosamente los resultados. Una semana después, recibieron una llamada sorpresa.
¡Habían ganado! Fran, Donato y Nati saltaban de alegría mientras planeaban su visita al aeropuerto. Al llegar allí, fueron recibidos por César mismo, quien estaba orgulloso de su familia por haber ganado el concurso. Los niños no podían creer que finalmente estuvieran en el lugar donde trabajaba su papá todos los días.
César les mostró todo: desde las enormes pistas donde despegaban y aterrizaban los aviones hasta la torre de control donde se coordinaba todo el tráfico aéreo. Fran miraba asombrado mientras decía: "-¡Papá, esto es increíble! ¡Quiero ser piloto cuando crezca!".
Donato también estaba emocionado: "-Y yo quiero ser azafata y viajar por todo el mundo". César sonrió orgulloso. "-Si siguen sus sueños y trabajan duro, estoy seguro de que lo lograrán".
Desde aquel día, Fran y Donato nunca dejaron de dibujar aviones. Cada vez que veían uno en el cielo, recordaban la visita al aeropuerto y se motivaban para perseguir sus sueños.
Y así, la familia de César aprendió que incluso en los momentos difíciles, siempre hay una oportunidad para aprender algo nuevo y seguir adelante con alegría y determinación.
FIN.