El vuelo de los sueños



Había una vez una pequeña oruga llamada Oruga, que vivía felizmente en un hermoso jardín. Un día, mientras exploraba entre las hojas y las flores, algo extraordinario sucedió: se convirtió en una hermosa mariposa.

Pero había un problema, Oruga no sabía volar. Oruga estaba triste porque todos sus amigos mariposas volaban por el jardín mientras ella se quedaba en el suelo. Pero Oruga era valiente y decidió que no se rendiría.

Observó a las demás mariposas con atención y aprendió cómo batir sus alas para poder volar. Poco a poco, Oruga fue practicando cada día hasta que finalmente logró despegarse del suelo y elevarse en el aire.

¡Estaba tan emocionada! Sus alas eran de un color verde brillante cuando estaba tranquila y contenta. Un día, mientras Oruga volaba por el jardín, vio que sus amigas mariposas tenían alas de muchos colores diferentes: azul, rojo, amarillo e incluso violeta.

Se preguntó cómo podían cambiar tanto de color y decidió investigarlo. Oruga descubrió que sus propias alas también podían cambiar de color dependiendo de su estado de ánimo. Cuando estaba enfadada o frustrada, sus alas se tornaban rojas como el fuego.

Cuando estaba calmada y relajada, eran verdes como la hierba fresca del jardín. Un día nublado, cuando Oruga estaba nerviosa por la tormenta que se avecinaba, sus alas tomaron un tono grisáceo como las nubes del cielo.

Pero en ese momento, recordó que siempre había encontrado oportunidades en los momentos difíciles y decidió buscar una solución. Oruga voló rápidamente hacia un árbol cercano y se resguardó bajo una hoja grande.

Mientras esperaba a que pasara la tormenta, observó cómo las gotas de lluvia caían sobre las flores y el suelo del jardín. Se dio cuenta de que incluso en los días grises, había belleza y nuevas oportunidades para descubrir.

Cuando la tormenta finalmente cesó, Oruga salió de su escondite y continuó explorando el jardín. Descubrió nuevas flores, nuevos amigos insectos y diferentes colores en cada rincón. Aprendió a apreciar la diversidad y a encontrar alegría en todos los cambios que le rodeaban.

Un día soleado, mientras Oruga volaba entre los colores del arco iris, se encontró con una mariposa llamada Feliz. Sus alas brillaban con todos los colores del arco iris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul e violeta. "-¡Hola! ¿Cómo te llamas?", preguntó Feliz con entusiasmo.

"-Soy Oruga", respondió ella emocionada por conocer a alguien tan colorido como Feliz. Los dos se hicieron amigos al instante y juntos exploraron el jardín lleno de vida.

Oruga aprendió mucho de Feliz sobre cómo disfrutar cada momento y encontrar felicidad en las pequeñas cosas. Desde aquel día, Oruga nunca dejó de aprender ni se rindió ante los desafíos.

Volaba entre los colores del arco iris junto a su amiga Feliz, siempre buscando nuevas oportunidades y apreciando la belleza que encontraba en su camino. Y así, Oruga descubrió que incluso cuando las cosas parecen difíciles o diferentes, siempre hay un mundo lleno de colores esperando ser explorado.

Y lo más importante, aprendió a volar alto y nunca rendirse en la búsqueda de sus sueños.

FIN.

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