El vuelo de Maní
Había una vez en un bosque encantado, una pequeña ardilla llamada Maní que soñaba con volar como los pájaros que veía pasar por encima de los árboles.
Todos sus amigos animales se reían cuando ella les contaba su deseo, diciéndole que era imposible para una ardilla volar. Un día, mientras Maní saltaba de rama en rama recolectando nueces, escuchó un susurro proveniente de un árbol anciano.
Se acercó curiosa y descubrió a una lechuza sabia posada en una rama. La lechuza le dijo a Maní: "He escuchado tu deseo de volar y quiero ayudarte a hacerlo realidad".
Maní no podía creerlo, ¡iba a cumplir su sueño! La lechuza le explicó que para poder volar necesitaría encontrar la pluma más brillante del ave fénix, la cual estaba escondida en lo más profundo del bosque. Sin dudarlo, Maní emprendió su viaje hacia lo desconocido.
Durante su travesía se enfrentó a muchos desafíos y peligros, pero nunca perdió la esperanza ni dejó de creer en sí misma. Con valentía y determinación siguió adelante hasta llegar al lugar donde habitaba el ave fénix.
Al encontrarse con el majestuoso ser mitológico, Maní le pidió la pluma brillante con humildad y respeto. El ave fénix sonrió ante tanta determinación en una pequeña ardilla y accedió a darle la preciada pluma. De regreso al árbol donde había conocido a la lechuza sabia, Maní recibió las instrucciones para usar la pluma mágica.
Con cada movimiento de sus patitas sobre la pluma brillante, Maní sentía cómo algo extraordinario estaba por ocurrir. Y así fue como finalmente Maní logró elevarse por los cielos con alas propias.
Sus amigos animales no podían creer lo que veían y se arrepintieron de haber dudado alguna vez de ella. Desde ese día, Maní surcaba los cielos compartiendo su historia con todos aquellos que habían perdido la fe en sus propios sueños.
Les enseñaba que con esfuerzo, perseverancia y confianza en uno mismo, todo es posible. Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: ¡nunca pierdas la esperanza de alcanzar tus sueños!
FIN.