El vuelo de Margarita



Había una vez, en un hermoso prado verde, una abuela vaca llamada Margarita. Era la vaca más amable y sabia de todo el lugar. Todos los animales del prado acudían a ella en busca de consejo y ayuda.

Un día de primavera, mientras paseaba por el prado, Margarita encontró a una pequeña oruga bebé llorando desconsoladamente. La abuela vaca se acercó a ella con ternura y le preguntó qué le sucedía.

"¡Oh, abuelita! Estoy tan triste porque no puedo volar como las mariposas", sollozó la oruga bebé. Margarita sonrió y dijo: "Querida oruga, no te preocupes. Todos tenemos nuestras propias habilidades y talentos especiales".

La oruga miró curiosa a la abuela vaca y preguntó: "¿Y cuál es mi talento especial?"La abuela vaca se sentó junto a la oruga bebé y comenzó a contarle una historia fascinante sobre la transformación que experimentan las orugas para convertirse en mariposas.

"- ¿Sabías que tú también puedes convertirte en una hermosa mariposa algún día?", dijo la abuela vaca emocionada.

La oruga bebé levantó sus pequeños ojos brillantes y exclamó: "¡De verdad? ¡Eso sería increíble!"Con paciencia, Margarita explicó que antes de convertirse en mariposa, debía pasar por un proceso llamado metamorfosis. Durante este tiempo, viviría dentro de un capullo hasta que estuviera lista para emerger como una mariposa. La oruga bebé se emocionó mucho y decidió que quería convertirse en una hermosa mariposa.

La abuela vaca la animó a seguir sus sueños y le prometió estar allí para apoyarla en cada paso del camino. Los días pasaron y la oruga bebé comenzó a construir su propio capullo con paciencia y determinación.

Margarita la visitaba todos los días, recordándole lo hermosa que sería cuando finalmente se convirtiera en mariposa. Un día soleado de verano, el capullo comenzó a temblar.

La abuela vaca estaba emocionada porque sabía que era el momento de la transformación de la oruga bebé. Poco a poco, el capullo se abrió revelando una hermosa mariposa con alas coloridas. "- ¡Mira, abuelita! ¡Lo logré!", exclamó la recién nacida mariposa mientras batía sus alas con alegría.

Margarita sonrió orgullosamente y dijo: "¡Eres absolutamente hermosa! Ahora puedes volar alto y disfrutar del mundo como siempre soñaste". La pequeña mariposa voló por encima del prado, saludando a todos los animales que conocían su historia.

Se sentía feliz y llena de gratitud hacia la abuela vaca por haberle mostrado su verdadero potencial. Desde ese día en adelante, Margarita siguió siendo el faro de sabiduría para todos los animales del prado.

Y cada vez que veían una mariposa revoloteando cerca, recordaban cómo incluso las cosas más pequeñas pueden lograr grandes cosas con determinación y apoyo. Y así, la abuela vaca y la oruga bebé demostraron que no importa cuán pequeños o insignificantes parezcamos, todos tenemos un talento especial esperando a ser descubierto.

Y cuando encontramos nuestro camino, podemos volar tan alto como deseemos.

FIN.

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