El Vuelo de Melissa



Había una vez una pareja de esposos, Melissa y Fernando, que se querían mucho. Se casaron jóvenes y juntos tuvieron un hermoso hijo llamado Javier. Melissa era una mujer alegre y llena de sueños, pero había algo que la incomodaba. Su esposo, Fernando, era muy celoso y a menudo le decía:

"No quiero que salgas sola, no confío en que te comportes como una buena esposa."

Melissa, aunque lo quería, a veces se sentía atrapada. Ella quería compartir momentos especiales con sus amigas y disfrutar del mundo que la rodeaba. Un día, mientras estaba en casa cuidando a Javier, su hijo se le acercó con una gran sonrisa.

"Mamá, ¿vamos a jugar al parque? Me gustaría mucho."

"¡Claro, mi amor!" respondió Melissa, pero en un rincón de su mente, sabía que Fernando no querría que fuera sola.

Entonces, decidió hacer algo diferente. Al día siguiente, cuando Fernando llegó a casa, le dijo:

"Fernando, me encantaría que hicieras un esfuerzo por confiar un poco más en mí. A veces me siento triste porque no puedo salir y jugar con mis amigas."

Fernando, sorprendido, se cruzó de brazos y respondió:

"Pero, ¿y si algo malo pasa?"

Melissa suspiró y le dijo:

"Entiendo que te preocupas, pero también necesito ser libre y tener mis propias experiencias. No estoy sola, tengo a Javier también."

Fernando, al ver la sinceridad en los ojos de su esposa, pensó en lo que había dicho. Sin embargo, todavía no podía soltar ese miedo atado a su corazón. En vez de ceder, decidió que haría lo que siempre hacía.

Al día siguiente, mientras Fernando estaba en el trabajo, Melissa decidió llevar a Javier al parque. Cuando llegaron, vio a sus amigas y se sintió feliz de estar allí. Comenzaron a jugar, reír y disfrutar del día soleado. Javier disfrutaba de cada segundo. Pero entonces, Melissa escuchó una voz detrás de ella.

"¿Qué hacés acá sola, eh?" era Fernando, que había llegado al parque antes de lo esperado.

Melissa se sintió nerviosa.

"Fernando, estoy con Javier. Solo quería pasar un rato agradable."

Fernando lo pensó un momento y luego dijo,

"Está bien, pero solo un ratito y después nos vamos, ¿sí?"

"¿Por qué siempre tienes que hacer de esto un problema?" preguntó Melissa, sintiéndose frustrada.

"No es un problema, solo me preocupo."

"No me dejas explorar ni ser quien soy, siempre tienes miedo de perderme. Pero esto me ahoga."

Fernando se quedó en silencio, por primera vez entendió el impacto que su comportamiento estaba teniendo en Melissa. Esa noche, mientras cenaban, Javier estaba silencioso, había sentido la tensión en el aire. Melissa decidió hablar con él.

"Javier, cariño, hoy tuvimos una pequeña discusión. Pero quiero que sepas que siempre te quiero a vos y a tu papá. Sin embargo, todos necesitamos un momento para ser nosotros mismos."

"¿Y está mal sentir lo que sentimos, mamá?" preguntó Javier.

"No, nunca está mal sentir. Todos tienen derecho a sentir lo que sienten. Lo importante es aprender a comunicarnos y entendernos."

La conversación dejó a Melissa pensando en que debía hablar con Fernando sobre lo que estaban sintiendo. Después de un par de días, lo hicieron. Se sentaron juntos, y Melissa expuso sus sentimientos nuevamente.

"Fernando, me encanta ser tu esposa y la mamá de Javier. Pero necesitamos aprender a confiar el uno en el otro. Sin confianza, el amor no puede florecer."

Fernando la miró, con el corazón abierto.

"Tenés razón. No quiero ser un obstáculo para vos, amor. Estoy dispuesto a trabajar en ello."

Desde ese día, Fernando empezó a intentar ser menos celoso y más confiado. A su vez, Melissa trabajó en construir ese espacio seguro donde ambos pudieran expresarse. Poco a poco, la vida familiar se volvió más armoniosa y alegre.

Javier creció viendo cómo sus padres aprendieron a comunicarse.

"Magia de la familia" les decía con una gran sonrisa cuando jugaban juntos.

Y así, juntos, aprendieron que en la confianza y en la comunicación, el amor realmente puede volar alto.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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