El vuelo de Sofía



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Cometera, donde todos los habitantes eran expertos en volar cometas.

En este lugar mágico vivía Sofía, una niña curiosa y valiente que soñaba con surcar el cielo con su propia cometa. Un día, Sofía decidió construir su cometa utilizando materiales reciclados que encontró en el jardín de su casa.

Con mucha dedicación y paciencia, cortó papel de colores, pegó palitos de madera y ató una larga cola hecha con retazos de tela. Finalmente, su cometa quedó lista para volar. -¡Mamá, papá! ¡Miren mi cometa! ¿Podemos ir al campo a volarla? -exclamó emocionada Sofía. -Claro que sí, hija.

Será un lindo paseo en familia -respondió su mamá con una sonrisa. Así que la familia se dirigió al campo abierto donde el viento soplaba con fuerza. Sofía corrió emocionada mientras sostenía la cuerda de su cometa y pronto logró hacerla elevarse en el aire.

La cometa subía y bajaba grácilmente entre las nubes, dibujando figuras caprichosas en el cielo azul. De repente, un fuerte remolino de viento hizo temblar la cometa de Sofía y esta se desprendió de la cuerda cayendo hacia un bosque cercano.

-¡Oh no! ¡Mi cometa se ha soltado! -gritó angustiada Sofía. -Tranquila, cariño. Vamos a encontrarla juntos -dijo su papá tranquilizándola. La familia se adentró en el bosque siguiendo el rastro de la cometa perdida.

Caminaron entre árboles frondosos y escucharon cantar a los pájaros mientras buscaban incansablemente. De repente, divisaron un brillo entre las ramas: era la cometa atrapada en lo alto de un árbol gigante. -¡Allí está! Pero está muy alta...

¿cómo podremos recuperarla? -se lamentaba Sofía mirando hacia arriba. -Si trabajamos juntos podemos lograrlo. Tú puedes subir a mis hombros y trataré de alcanzarla -propuso su papá con determinación.

Sofía trepó sobre los hombros fuertes de su papá y extendió sus brazos hacia la cometa atrapada mientras él se estiraba todo lo posible. Después de varios intentos fallidos, finalmente lograron liberar la cometa del árbol y esta cayó lentamente hasta sus manos.

-¡Lo logramos! ¡Recuperamos tu hermosa cometa! -exclamó feliz el papá abrazando a Sofía. -Sí, gracias por ayudarme papá. Juntos somos imparables como el viento que lleva nuestras ilusiones alto en el cielo -dijo emocionada Sofía sintiendo orgullo por haber superado juntos ese desafío inesperado.

Desde ese día, cada vez que volaban sus cometas recordaban esa aventura como un ejemplo claro de cómo trabajar en equipo puede superar cualquier obstáculo por más difícil que parezca.

Y así fue como Sofía aprendió una valiosa lección: nunca hay que rendirse ante las adversidades porque siempre habrá alguien dispuesto a ayudarnos a alcanzar nuestros sueños si trabajamos juntos con amor y perseverancia.

Y así continuaron disfrutando del arte de volar cometas no solo para divertirse sino también para recordarse mutuamente cuánto pueden lograr cuando están unidos como familia. El cielo seguia siendo testigo silencioso pero cómplice del amoroso vínculo entre padres e hijos forjado bajo los rayos del sol resplandeciente durante aquellos días lleno magia compartida.

Y coloridas mariposas danzaban alrededor formando remolinos felices celebrando aquella linda historia familiar digna ser contada por generaciones venideras quienes aprenderían acerca valor trabajo conjunto mediante simpleza gesto tan cotidiano cómo volar pequeñas grandes ilusiones sostenidas hilos invisibles tejidos corazón humano sincero noble. Fin

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!