El vuelo de Tomás



Tomás era un niño de diez años con una curiosidad inagotable y una valentía sin límites. Desde que era pequeño, soñaba con volar como un pájaro, y cada vez que miraba al cielo, sentía un cosquilleo en el estómago.

Un día, su tío, un experimentado paracaidista, le regaló un emocionante paseo en paracaídas. La tarde antes del gran salto, Tomás no podía dormir de la emoción. "¡Mañana voy a volar como un superhéroe!" exclamó.

El sol se asomaba en el horizonte cuando llegaron al campo de saltos. Tomás se puso el arnés, el casco y unas gafas de aviador, y subió al avión junto a su tío. El corazón le latía a mil por hora.

Cuando llegó el momento, se asomó a la puerta del avión y la adrenalina le recorrió el cuerpo. "¡Qué emoción, voy a volar!" gritó mientras se lanzaba al vacío. El viento soplaba fuerte en su rostro y la sensación de libertad era indescriptible.

Disfrutó cada segundo de la caída, observando el paisaje desde las alturas. De repente, su paracaídas se enganchó en una rama de un árbol y quedó suspendido en el aire. Tomás se asustó, pero recordó las instrucciones de su tío.

Con valentía, comenzó a balancearse y logró desengancharse. Aterrizó suavemente en el campo, entre risas y alivio. Aquella tarde, Tomás aprendió que la valentía y la preparación son clave para superar los contratiempos.

Y aunque su aventura en el cielo tuvo sus momentos difíciles, la experiencia le demostró que siempre es posible superar los obstáculos con determinación y coraje.

FIN.

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