El vuelo del amor
En un frondoso bosque vivía un búho llamado Tito. Era un búho muy especial, con grandes ojos amarillos y plumas suaves de color marrón y blanco.
Tito se había enamorado perdidamente de una hermosa búho hembra llamada Luna, cuyas plumas eran tan blancas como la nieve y brillaban bajo la luz de la luna. Tito intentaba conquistar el corazón de Luna todos los días, regalándole flores silvestres, cantándole serenatas al atardecer y trayéndole deliciosos ratoncitos para compartir juntos.
Pero por más que lo intentaba, Luna siempre parecía estar distraída y sus ojos brillaban solo cuando veía a otro búho llamado Max, un búho fuerte y valiente que volaba con destreza por los cielos del bosque.
Tito sentía su corazón roto cada vez que veía a Luna junto a Max, riendo y compartiendo secretos al oído. Pero en lugar de rendirse, decidió que haría lo imposible para conquistar el amor de Luna.
Así que se acercó a ella con determinación un día mientras descansaba en una rama cercana. "Luna, sé que tu corazón pertenece a Max, pero quiero demostrarte cuánto te amo y cuán feliz podríamos ser juntos", le dijo Tito con voz temblorosa pero firme.
Luna lo miró sorprendida, nunca antes nadie le había hablado con tanta sinceridad y valentía. Sus grandes ojos azules reflejaban la tristeza en los ojos de Tito y algo en su interior comenzó a cambiar.
"Tito, eres un búho maravilloso y generoso. Me has demostrado tu amor de tantas formas hermosas... Creo que he estado ciega todo este tiempo", respondió Luna con sinceridad. Tito no podía creer lo que estaba escuchando.
¿Acaso Luna también sentía algo por él? La emoción invadió su pecho mientras esperaba ansioso las palabras de Luna. "Max es un buen amigo, pero mi corazón late más fuerte cuando estoy contigo, Tito.
Tu ternura y dedicación han conquistado mi alma sin darme cuenta", confesó Luna con una sonrisa tímida pero radiante. Los dos búhos se abrazaron bajo la luz plateada de la luna aquella noche, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono en medio del bosque silencioso.
Desde ese día en adelante, Tito y Luna volaron juntos por los cielos explorando nuevos horizontes y construyendo una historia de amor basada en el respeto mutuo y la verdadera conexión del alma.
Y así fue como el pequeño búho Tito aprendió que el verdadero amor no consiste en competir ni compararse con otros, sino en ser auténtico consigo mismo y mostrarle al mundo entero el brillo único que hay dentro de cada uno de nosotros.
FIN.