El Vuelo del Niño y el Dragón



Había una vez un niño llamado Lucas, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y cielos azules. Desde que era muy chiquito, soñaba con volar. Siempre miraba hacia arriba, envidiando a los pájaros que danzaban en el aire, sintiendo en su corazón un deseo profundo de conocer la libertad de las nubes.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, Lucas escuchó un extraño ruido. Siguiendo el sonido, se encontró con algo increíble: un enorme dragón de escamas brillantes y ojos como el oro.

- Hola, pequeño - dijo el dragón con una voz profunda pero amable. - Soy Drago. ¿Qué haces por aquí?

Lucas, sorprendido pero emocionado, respondió:

- ¡Hola! Soy Lucas. Estoy buscando algo... Quiero saber cómo se siente volar.

Drago sonrió, sus alas gigantes brillaban bajo el sol.

- ¿Volar? ¡Eso suena emocionante! ¿Quieres que te lleve a conocer el cielo?

Los ojos de Lucas se iluminaron como estrellas, y asintió con entusiasmo. Entonces, Drago se inclinó y le permitió subirse en su lomo.

- Sujétate fuerte, Lucas - advirtió el dragón.

Con un poderoso batir de alas, Drago se elevó por los aires. Lucas sintió el viento en su cara y su corazón latir con fuerza. Era como si estuviera en una montaña rusa, pero mucho más emocionante.

- ¡Increíble! - gritó Lucas, con una risa contagiosa. - ¡Siento que soy un pájaro!

Drago voló alto, entre las nubes suaves y esponjosas, y Lucas notó la textura de las nubes, fría y suave, como algodón. Se sintió libre, y por un momento, nada más existía, solo el vasto cielo y ellos dos.

- ¡Esto es hermoso! - exclamó Lucas. - ¿Cómo es ser un pájaro?

Drago pensó un instante, mientras sobrevolaban un campo lleno de flores.

- Los pájaros sienten el viento bajo sus alas, y saben que pueden ir a donde quieran. Yo siento lo mismo, pero también tengo el poder de volar más alto, más rápido.

Lucas miró hacia abajo y vio a los animales del bosque que miraban con asombro. Entonces preguntó:

- ¿Y qué hay de las nubes? ¿Es cierto que a veces pueden trazar figuras en el cielo?

Drago rió al escuchar la pregunta,

- ¡Así es! Las nubes son las artistas del cielo. A veces, veo formas de animales, personas, y hasta castillos. Esa es su magia.

Los dos amigos llegaron a un claro donde el sol brillaba cálido y agradable. Drago aterrizó suavemente, y Lucas sintió que su corazón todavía vibraba de adrenalina.

- Lucas, volar no solo se trata de estar en el aire, sino también de apreciar la belleza que hay alrededor - dijo Drago sabiamente. - La naturaleza, los colores, y hasta la música que crean los vientos.

Lucas miró a su alrededor y notó un canto suave que provenía de un grupo de pájaros que se posaban en un árbol cercano. Al escuchar su melodía, comprendió la importancia de cuidar el mundo.

- Sabes, Drago, me gustaría volar no solo para sentirme libre, sino para entender y proteger todo esto. - dijo Lucas.

Drago asintió, muy orgulloso de su amigo.

- Eso es lo que hacen los verdaderos voladores, Lucas. Vuelan para admirar y cuidar la tierra. Ahora, ¿quieres que volvamos a volar? Hay muchas cosas más que mostrarte.

Lucas, sin pensarlo, subió de nuevo al lomo de Drago. Esta vez, el vuelo fue aún más especial. Descubrieron ríos mágicos, bosques secretos y montañas que parecían tocar el cielo. Cada vez que aterrizaban, Lucas tomaba nota de todo lo que veía, y prometió que una vez en tierra firme, compartiría su experiencia con todos en su pueblo.

Pasaron toda la tarde volando, y cuando el sol empezó a esconderse, Drago le dijo a Lucas:

- Recuerda, volar no solo es una aventura personal; es un viaje para apreciar y cuidar la belleza del mundo.

Cuando regresaron al bosque, Lucas se despidió de su amigo dragón, con el corazón lleno de gratitud.

- Gracias por enseñarme cómo se siente volar, Drago. Nunca olvidaré esta experiencia.

- Recuerda siempre mirar al cielo y cuidar de la tierra - dijo Drago, sonriendo.

Desde aquel día, Lucas no solo soñaba con volar, sino que se convirtió en un defensor de la naturaleza. Compartió sus historias y enseñanzas, inspirando a otros niños en su pueblo a mirar más allá. A cada uno les decía:

- Hay mucho que aprender en cada vuelo, sólo hace falta atreverse a subir y mirar desde las alturas.

Y así, con un corazón noble, Lucas disfrutó de su conocimiento y amor por la naturaleza, llevando consigo los recuerdos de su mágico vuelo con Drago.

FIN.

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