El Vuelo del Pajarito



En un hermoso día de primavera, un colorido pájaro con plumas brillantes volaba feliz por el cielo. Se llamaba Lío. Lío disfrutaba de su libertad, haciendo acrobacias entre las nubes y sintiendo la suave brisa en su cara. Pero en medio de su vuelo, notó algo extraño desde una rama baja de un árbol.

Un pequeño pajarito, con plumitas amarillas y un poco desordenadas, estaba intentando volar, pero parecía muy frustrado.

"¡Hola!" - llamó Lío, aterrizando suavemente a su lado. "¿Por qué estás tan triste, pequeño?"

"No puedo volar. He intentado varias veces, pero siempre caigo de nuevo. No sé qué hacer" - respondió el pajarito, que se llamaba Tico.

Lío sonrió, recordando cuando él también había sido un pajarito torpe.

"No te preocupes, Tico. Todos aprendemos a volar a nuestro propio ritmo. Déjame ayudarte. A veces solo necesitamos un poquito de apoyo."

Tico miró a Lío con esperanza.

"¿De verdad?"

"Sí. Volar es como un juego. Primero, tienes que encontrar tus alas y confiar en ellas."

Lío le enseñó cómo abrir sus alas y cómo dar pequeños saltos desde la rama.

"Recuerda, crítica y perseverancia. Antes de elevarte, aprende a saltar. Vamos, intentalo otra vez."

Tico, conocido como un curioso aprendiz, se preparó con todas sus fuerzas. Hizo un pequeño brinco y, aunque no pudo despegar, Lío lo alentó.

"¡Muy bien, Tico! Esa fue una gran tentativa. Te falta poco. ¡Sigue así!"

Después de varios intentos, Tico comenzó a sentirse cada vez más fuerte y decidido.

"¡Voy a intentarlo una vez más!" - gritó el pajarito.

Con el corazón latiendo de emoción, Tico se lanzó desde la rama y, en el momento justo, logró extender sus alas. ¡Estaba volando! Lío lo observaba desde abajo con una gran sonrisa.

"¡Lo lograste, Tico! ¡Estás volando!"

El pajarito no podía creerlo. Sintió la libertad del vuelo y decidió hacer algunas piruetas en el aire.

"¡Mirá lo que puedo hacer!" - exclamó mientras giraba y se elevaba en círculos.

Lío se sintió orgulloso de su amigo. Pero al ver que Tico volaba lejos, sintió un pequeño nudo en su corazón.

"¡Espera! ¡No te alejes tanto!"

Pero Tico estaba tan emocionado que no escuchó a Lío. De repente, un fuerte viento comenzó a soplar, y Tico luchaba por mantener el equilibrio.

"¡Lío! ¡Ayúdame!" - gritó Tico, mientras luchaba contra el viento.

Lío, alarmado, extendió sus alas y voló rápidamente hacia su pequeño amigo.

"¡Sujétate de mis plumas! Te ayudaré a regresar. No tengas miedo, yo estoy aquí contigo."

Tico se aferró a Lío mientras volaban juntos, enfrentando el viento. Aunque la tormenta era fuerte, el pajarito confió en su amigo y juntos lograron regresar al árbol.

Una vez a salvo, Tico miró a Lío con agradecimiento.

"Mil gracias por ayudarme, Lío. No sé qué haría sin vos."

"Siempre estaré aquí para ayudarte. Volar es más divertido cuando no estás solo. Y recuerda, siempre cuida de tus alas, pero también de tus amigos."

Desde ese día, Tico y Lío se convirtieron en inseparables. Volaban juntos, aprendían juntos y siempre se ayudaban entre sí, enfrentando cualquier desafío que la naturaleza les presentara.

El pequeño pajarito nunca olvidó la importancia del apoyo y la amistad, y cada vez que volaba, sonreía al recordar aquel primer intento. Y es que todos podemos volar, siempre y cuando tengamos un amigo que nos empuje a hacerlo.

FIN.

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