El vuelo valiente de Ema
Había una vez una niña llamada Ema, quien siempre había soñado con viajar en avión. Su mamá le había contado historias emocionantes sobre lo maravilloso que era volar por el cielo y ver las nubes desde arriba.
Ema estaba muy emocionada porque finalmente iba a hacer su primer viaje en avión. El día del viaje llegó y Ema se levantó temprano, llena de energía y emoción.
Se vistió con su ropa más cómoda y corrió hacia el aeropuerto junto a sus padres. Al llegar, Ema quedó impresionada al ver los grandes aviones estacionados en la pista. Mientras esperaban para abordar, Ema observaba fascinada cómo los pasajeros subían al avión uno por uno.
Finalmente, llegó su turno y ella caminó decidida hacia la puerta de embarque. Una vez dentro del avión, Ema se sentó junto a la ventana para poder disfrutar de la vista durante todo el vuelo.
El avión despegó lentamente y pronto estaban volando por encima de las casas y árboles. Ema miraba asombrada cómo los edificios se hacían cada vez más pequeños mientras ascendían hacia el cielo.
A medida que el avión ganaba altura, las nubes blancas como algodón rodearon la nave, creando un paisaje mágico frente a sus ojos. De repente, el piloto anunció que había turbulencias debido al mal tiempo en la zona. El avión comenzó a sacudirse violentamente y algunos pasajeros empezaron a sentir miedo.
Pero Ema, en lugar de asustarse, decidió que era el momento perfecto para ayudar a los demás. Ema se puso de pie y comenzó a recorrer el pasillo del avión.
Se acercó a una señora mayor que estaba temblando y le dijo con voz valiente: "No te preocupes, todo estará bien. Los pilotos son expertos y saben cómo manejar estas situaciones". La señora sonrió y se sintió reconfortada por las palabras de Ema.
En su camino hacia la parte trasera del avión, Ema encontró a un niño llorando y se sentó junto a él. Le contó chistes y anécdotas divertidas para distraerlo. Mientras tanto, la tripulación del avión trabajaba arduamente para mantener la calma entre los pasajeros.
El piloto anunció que habían superado las turbulencias y continuaron volando tranquilamente. Finalmente, el avión descendió suavemente hasta tocar tierra nuevamente. Todos los pasajeros aplaudieron emocionados mientras desembarcaban del avión.
Ema fue felicitada por su valentía al ayudar a otros durante el vuelo. Desde aquel día, Ema supo que quería ser azafata cuando fuera grande para cuidar de los viajeros y hacerlos sentir seguros durante sus vuelos.
Y así, gracias a su primer viaje en avión lleno de aventuras e imprevistos, Ema aprendió la importancia de ser valiente en momentos difíciles y cómo ayudar a los demás puede marcar una gran diferencia en sus vidas.
FIN.