El zapato de Lolo Paulina



Había una vez un simpático abuelito llamado Lolo Paulina. Era conocido por todos en el barrio como el abuelo más divertido y cariñoso que se pudiera conocer.

Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás y a hacer reír a los niños con sus ocurrencias. Un día, Lolo Paulina recibió una invitación muy especial para asistir a la fiesta de cumpleaños de su nieto Juanito.

La fiesta sería en la casa del pequeño y habría muchos juegos, dulces y regalos para todos los niños. Lolo Paulina estaba muy emocionado por ir a la fiesta, pero desafortunadamente tuvo un contratiempo.

Se le rompió el zapato que siempre usaba para salir de paseo y no tenía otro par para reemplazarlo. "Ay, qué mala suerte tengo", se lamentó Lolo Paulina al ver su zapato roto.

Pero entonces recordó algo que le había enseñado su abuela cuando era joven: siempre hay solución para todo problema si uno se lo propone. Así que decidió poner manos a la obra y arreglar su zapato él mismo. Buscó pegamento, tijeras e hilo y comenzó a trabajar con mucho cuidado y paciencia hasta dejarlo como nuevo.

"¡Listo! ¡Ya puedo ir a la fiesta!", exclamó Lolo Paulina con alegría al probarse el zapato arreglado.

Pero cuando llegó al lugar de la fiesta, se dio cuenta de que había olvidado algo importante en casa: ¡el regalo para Juanito!"¡Ay no! ¿Cómo pude olvidar el regalo?", se reprochó Lolo Paulina. Pero nuevamente recordó las enseñanzas de su abuela y decidió buscar una solución.

Así que fue a la tienda más cercana y compró un libro de cuentos ilustrados que sabía que le encantaría a Juanito. Cuando llegó a la fiesta con el libro en mano, todos los niños estaban muy felices de verlo.

Comenzaron a jugar juntos y Lolo Paulina les contaba historias divertidas mientras compartían los dulces y torta de cumpleaños. Pero entonces ocurrió algo inesperado: uno de los globos decorativos explotó de repente, asustando a todos los niños. Todos comenzaron a llorar y querían irse corriendo.

Lolo Paulina no sabía qué hacer, pero recordó otra enseñanza importante: siempre hay que mantener la calma en situaciones difíciles para poder encontrar una solución. Así que se acercó a los niños llorosos con una sonrisa amable y les dijo:"No tengan miedo, chicos.

Los globos pueden asustarnos un poco, pero no son peligrosos. Vamos a seguir disfrutando de la fiesta juntos". Y así fue como Lolo Paulina logró tranquilizarlos con sus palabras amorosas y volvieron todos a jugar juntos sin problemas.

Al final del día, Juanito estaba tan feliz con su regalo nuevo que lo abrazaba fuerte mientras le decía:"Abuelo, eres el mejor del mundo".

Lolo Paulina sonreía lleno de orgullo por haber superado todas las dificultades del día y haber logrado que todos los niños pasaran un momento inolvidable. Y así, con esta historia, aprendemos que no importa cuántos obstáculos se presenten en nuestro camino, siempre podemos encontrar una solución si tenemos paciencia, creatividad y amor en nuestros corazones.

FIN.

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