El zorrito guía de Romina
Había una vez una niña llamada Romina, a quien le encantaba explorar el bosque cerca de su casa. Un día, mientras jugaba y recogía flores, se dio cuenta de que había perdido el camino de regreso a casa.
El sol comenzaba a ponerse y los sonidos del bosque la asustaban. Romina intentó recordar lo que su mamá le había enseñado sobre cómo comportarse si alguna vez se perdía en el bosque.
Respiró hondo y decidió mantener la calma. Comenzó a caminar en busca de alguna pista que pudiera llevarla de vuelta a casa. Después de un rato, escuchó un leve murmullo entre los árboles.
Se acercó con cuidado y descubrió a un zorrito atrapado entre unas ramas. El animalito parecía asustado y Romina decidió ayudarlo antes de seguir buscando su camino. Con paciencia y ternura, Romina logró liberar al zorrito y este, agradecido, comenzó a guiarla por el bosque.
"-Gracias por ayudarme", dijo el zorrito con voz suave. "-No hay problema, me alegra poder ayudarte", respondió Romina con una sonrisa. El zorrito llevó a Romina hasta un claro en el bosque donde pudo ver la luz de una linterna acercándose.
Era su papá, quien la había estado buscando desesperadamente. "-¡Romina! ¡Qué susto nos diste! ¿Estás bien?", exclamó su papá al abrazarla con fuerza.
Romina explicó lo que le había pasado y cómo el zorrito la había guiado hasta ese lugar seguro donde finalmente se reencontraron. Su papá acarició al amigable animalito y le dio las gracias antes de llevar a Romina de vuelta a casa.
Desde ese día, Romina aprendió la importancia de mantener la calma en situaciones difíciles y cómo siempre hay alguien dispuesto a tender una mano amiga cuando más lo necesitas.
Y cada vez que volvía al bosque, recordaba con cariño al pequeño zorrito que la ayudó a encontrar el camino de regreso a casa. Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero en el corazón de Romina siempre quedará grabada como un hermoso recuerdo lleno de valiosas lecciones aprendidas en medio del bosque encantado.
FIN.