El zorrito solidario



Había una vez en un pequeño pueblo de la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, una maestra llamada Liss Verónica Ticona Quispe. Era conocida por su pasión por la educación y su amor por los niños.

Todos los días, Liss se levantaba temprano para preparar sus clases y recorrer el camino que la llevaba a la escuela rural donde enseñaba. Un día, mientras caminaba hacia la escuela, Liss encontró a un zorrito herido al costado del camino.

Sin dudarlo, lo tomó en brazos y decidió llevarlo con ella a la escuela. Los niños se emocionaron al ver al zorrito y le pidieron a Liss que lo cuidara hasta que estuviera recuperado.

"Maestra, ¿podemos ayudarte a cuidar al zorrito?", preguntaron los niños emocionados. Liss sonrió ante la propuesta de sus alumnos y juntos se dedicaron a cuidar al pequeño animal.

Lo alimentaban con cariño, le daban agua fresca y lo mantenían abrigado durante las noches frías de la Quebrada. Con el paso de los días, el zorrito empezó a recuperarse gracias a los cuidados de Liss y sus alumnos. Se volvió travieso e inquieto, llenando de alegría las mañanas en la escuela rural.

Los niños aprendieron sobre el respeto hacia los animales y la importancia de ayudar a quienes más lo necesitan. Una tarde, mientras jugaban con el zorrito en el patio de la escuela, vieron acercarse una tormenta en el horizonte.

El cielo se oscureció rápidamente y truenos retumbaron en el valle. "¡Debemos llevar al zorrito adentro antes de que empiece a llover!", exclamó Liss preocupada.

Los niños ayudaron rápidamente a llevar al zorrito dentro del salón de clases justo cuando comenzó a caer una fuerte lluvia sobre el pueblo. La tormenta fue intensa pero todos estaban seguros y protegidos dentro de la escuela.

Pasadas unas horas, la lluvia cesó y salieron afuera para ver cómo había quedado todo después del temporal. Fue entonces cuando descubrieron algo increíble: un arcoíris doble iluminaba el cielo sobre la Quebrada. "¡Miren! ¡Es un arcoíris doble!", exclamaron maravillados los niños.

Liss sonrió orgullosa al ver la emoción en los rostros de sus alumnos. "Ese arcoíris es como nosotros", les dijo con ternura. "Cada color representa nuestra diversidad, nuestra fuerza y nuestra capacidad para superar cualquier adversidad juntos".

Desde ese día, cada vez que veían un arcoíris en el cielo recordaban esa tarde especial en la que aprendieron sobre solidaridad, trabajo en equipo y resiliencia junto a su querida maestra Liss Verónica Ticona Quispe.

Y así, entre risas y juegos con el zorrito rescatado por Liss, aquel pequeño pueblo en medio de las montañas siguió creciendo con valores tan importantes como el amor por los animales y por aquellos que nos rodean.

FIN.

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