El Zorro Astuto y el Lobo Travieso



En un frondoso bosque, donde los árboles susurraban historias antiguas, vivía un zorro llamado Zorrito. Era conocido por ser astuto y bondadoso. Todos los animales del bosque lo querían mucho, ya que siempre estaba dispuesto a ayudar. Por otro lado, había un lobo llamado Lobo Malo, que había decidido que su vida sería mucho más fácil si asustaba a los demás y les robaba su comida.

Una mañana, mientras Zorrito paseaba entre los árboles, escuchó un grito aterrador. Era la voz de la pequeña ardilla, que estaba temblando de miedo.

"¡Ayuda! ¡El Lobo Malo me está persiguiendo!" - gritó la ardilla.

Zorrito, con su gran corazón, corrió hacia la fuente del grito. Cuando llegó, vio al Lobo Malo acercándose lentamente, con su mirada amenazante.

"¿Qué haces, Lobo Malo? ¡Deja a la ardilla en paz!" - le dijo Zorrito con firmeza.

"¿Y quién te crees, Zorrito? ¡Voy a asustarla y robarle sus nueces!" - respondió el lobo con una sonrisa burlona.

Zorrito pensó rápido. Sabía que no podía enfrentarse al lobo con fuerza, pero su astucia lo ayudaría.

"Escuchame, Lobo Malo. ¿Te gustaría ser el rey del bosque?" - propuso Zorrito.

El Lobo Malo se detuvo, intrigado.

"¿Rey del bosque? ¿Qué me estás diciendo?" - preguntó, ahora interesado.

"Sí, rey. Los reyes son adorados y respetados. Pero para ser rey, necesitas mostrar bondad, no miedo. Si asustas a todos, nunca serás un rey real. ¿No te gustaría que todos te temieran y respetaran?" - dijo Zorrito, intentando cambiar la mentalidad del lobo.

"Tal vez tengas razón, Zorrito. Pero ¿cómo puedo yo ser bondadoso?" - replicó Lobo Malo, dudando de sus propias decisiones.

"Podrías empezar ayudando a otros en lugar de asustarlos. ¿Qué tal si hoy, en lugar de asustar a la ardilla, la ayudas a encontrar nueces?" - sugirió el zorro.

El Lobo Malo miró a la ardilla, que lo observaba con temor. Al ver su miedo, algo en él comenzó a cambiar.

"De acuerdo, intentaré" - dijo el Lobo Malo, aunque sin mucha convicción.

Zorrito sonrió y se acercó a la ardilla.

"No temas, la ayudaremos juntos. Lobo Malo, por favor, muéstrale un lugar donde haya nueces. Tú sabes más del bosque que nosotros, ¡así que tú guías!"

El Lobo Malo tomó aire, intentando dejar atrás su naturaleza malvada.

"Sí... vamos, ardilla. Te llevaré a ese lugar... pero debes prometer que no correrás" - dijo el lobo con voz más amable.

"Te lo prometo, Lobo Malo" - contestó la ardilla, aún un poco temerosa, pero a la vez curiosa.

Juntos, los tres caminaron por el bosque. Zorrito le hablaba al Lobo Malo, animándolo a ser amigable.

Mientras avanzaban, el Lobo Malo mostró un lugar escondido lleno de nueces, y la ardilla, emocionada, recogió tantas como pudo.

"¡Gracias, Lobo Malo! ¡Eres increíble!" - exclamó la ardilla, llenando su pequeño cuerpo de felicidad.

El Lobo Malo, sintiéndose apreciado, comenzó a sonreír.

"Me alegra haberte ayudado... Razón tenía Zorrito, ser bondadoso se siente bien" - reflexionó el lobo, sorprendido por su propio cambio.

Desde aquel día, el Lobo Malo empezó a ayudar a otros animales en el bosque. Se convirtió en el guardián del bosque junto a Zorrito. Juntos, hacían muchas travesuras, pero siempre con la intención de ayudar a los demás.

Los habitantes del bosque, al principio recelosos, comenzaron a confiar en él.

Y así, el Zorro Astuto y el Lobo Travieso se hicieron grandes amigos, demostrando que incluso los que parecen malvados pueden cambiar si se les muestra el camino de la bondad y la amistad. Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!