El zorro astuto y la liebre confiada
En un pequeño bosque, vivían dos criaturas muy diferentes: un zorro llamado Rufus y una liebre llamada Lila. Rufus era conocido por su astucia y su habilidad para engañar, mientras que Lila era linda y confiable, siempre dispuesta a ayudar a los demás y compartir lo que tenía.
Un día, mientras Lila recolectaba zanahorias y hojas verdes para el almuerzo, se encontró con Rufus.
"Hola, Lila. ¿A dónde vas con tanta prisa?" - preguntó el zorro con una sonrisa encantadora.
"¡Hola, Rufus! Estoy recolectando comida para el almuerzo. La primavera ha traído muchas cosas deliciosas al bosque, ¿quieres ayudarme?" - respondió Lila, sin sospechar nada.
Rufus sabía que, si se hacía amigo de Lila, podría tener acceso a su comida. Así que comenzó a pasar tiempo con ella, ayudándola a recolectar lo que necesitaba.
"Eres muy buena en esto, Lila. Deberías tener más cuidado, hay algunos animales en el bosque que podrían querer robarte" - dijo Rufus, mientras parecía ayudar a llenar la canasta de la liebre.
Día tras día, Rufus ayudaba a Lila, que empezó a confiar en él. Sin embargo, lo que Lila no sabía era que Rufus tenía un plan muy diferente en mente. Una tarde, cuando Lila fue a tomar un descanso, Rufus decidió que era el momento de actuar.
"Lila, ¿puedo decirte algo?" - le preguntó con una voz suave.
"Claro, Rufus. ¿Qué pasa?" - respondió ella, sin imaginar el engaño.
"He escuchado sobre un lugar secreto en el bosque donde se pueden encontrar muchas verduras frescas. ¡Podríamos conseguir un montón!" - explicó el zorro, intentando convencerla.
Rufus llevó a Lila a un rincón apartado del bosque. Mientras Lila miraba a su alrededor emocionada, Rufus aprovechó el momento. Se encerró en su mente que era el momento de llevarse todas las provisiones de Lila.
"Espera un momento, Lila. Voy a buscar algo más para completar nuestra cesta, no te muevas" - gritó, saltando hacia el arbusto donde guardaba la comida de la liebre.
Sin que ella lo supiera, Rufus vació la canasta de Lila, llenó su propia alforja y corrió en dirección contraria. Cuando Lila se dio cuenta, ya era muy tarde.
"¡Rufus, me has robado mi comida!" - gritó, angustiada.
"¿Robar? Yo solo estaba ayudándote a encontrar más. Lo haré mejor la próxima vez" - Rió el zorro mientras se alejaba.
Lila, decepcionada y triste, se dio cuenta de que había confiado demasiado en Rufus. Sin embargo, se prometió a sí misma que nunca dejaría que eso la desanimara. En lugar de lamentarse, decidió que había aprendido una lección valiosa sobre la confianza y la vulnerabilidad.
Días después, Lila hizo un plan. Comenzó a compartir sus hallazgos sobre los mejores lugares para recolectar comida con otros animales del bosque.
"¡Hola amigos! ¡Comencemos a recolectar comida juntos! Siempre podemos cuidarnos los unos a los otros" - les dijo un día, reuniendo a sus compañeros.
El rumor sobre la liebre generosa se extendió rápidamente, y pronto, todos en el bosque se unieron a ella para juntar comida.
"¡Gracias, Lila! Eres increíble y siempre se siente bien trabajar juntos" - mencionó un pequeño ratón mientras recolectaban semillas.
Mientras tanto, Rufus se dio cuenta de que había cometido un error.
"¡¿Qué pasa? !" - exclamó un día al ver a todos los animales trabajando juntos en el bosque.
Rufus sintió una punzada de envidia. Su plan había fallado. Al ver a Lila tan feliz siendo generosa con los demás, se dio cuenta de que la verdadera felicidad no provenía de robar o engañar, sino de compartir y cuidar de los amigos.
Así, un buen día decidió acercarse a Lila y ofrecerle una disculpa.
"Lila, he estado pensando y quiero pedirte perdón. Me dejé llevar por la codicia y olvidé lo importante que es la amistad. ¿Puedo ayudaros a recolectar comida esta vez?"
"Claro, Rufus. Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos" - dijo Lila, sonriendo.
Desde ese momento, Lila y Rufus comenzaron a trabajar juntos. Aprendieron el valor de la confianza y la generosidad. Rufus dejó de ser el zorro astuto que robaba para convertirse en un buen amigo que compartía y ayudaba a los demás.
Y así, en el bosque, la confianza y la amistad florecieron, trayendo alegría a todos sus habitantes.
FIN.