El Zorro en la Bicicleta


Había una vez una familia muy especial, formada por Saúl, Carina y su hija Luján. Los tres eran aventureros y les encantaba afrontar desafíos juntos. Les gustaba viajar a lugares nuevos y descubrir cosas interesantes.

Un día, decidieron ir de excursión al campo para conocer más sobre las plantas y animales que allí habitaban. Luján estaba muy emocionada porque le encantaban las flores y quería aprender más sobre ellas.

- ¡Qué lindo lugar! -exclamó Luján cuando llegaron al campo-. ¿Podemos ir a explorar? - Claro que sí, pequeña aventurera -respondió Saúl con una sonrisa en el rostro. Así comenzaron su recorrido por el campo.

A medida que iban caminando, se encontraban con diferentes tipos de plantas y animales. Luján estaba fascinada con todo lo que veía. De repente, oyeron un ruido extraño proveniente del bosque cercano. Saúl decidió investigar qué era lo que ocurría mientras Carina se quedaba cuidando a Luján.

- Vuelvo enseguida -dijo Saúl antes de adentrarse en el bosque. Pasaron unos minutos hasta que volvió corriendo hacia ellos:- ¡Hay un animal herido! Tenemos que ayudarlo -dijo Saúl preocupado. Juntos fueron hasta donde estaba el animalito herido.

Era un zorro joven que había sufrido una fractura en la pata trasera. La situación los entristeció mucho pero no perdieron la esperanza de poder ayudarlo. Carina buscó en su mochila y encontró una venda que llevaban por si acaso.

Saúl inmovilizó la pata del zorro mientras Carina le colocaba la venda. - Ahora necesitamos llevarlo a un veterinario -dijo Carina con decisión. Pero el problema era que estaban muy lejos de la ciudad y no tenían cómo transportarlo.

Fue entonces cuando Luján tuvo una idea:- ¡Podemos llevarlo en mi bicicleta! -exclamó emocionada. Saúl y Carina se miraron sorprendidos, pero luego sonrieron al ver lo determinada que estaba su hija para ayudar al zorro herido.

Así fue como juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras hacia la ciudad, llevando al zorro en la bicicleta de Luján. Durante todo el camino, cuidaron del animalito y se turnaban para pedalear.

Finalmente llegaron a la ciudad donde encontraron un veterinario que atendió al zorro y lo curó completamente. La familia estaba muy feliz de haber podido ayudar a un ser vivo que lo necesitaba. - Gracias por enseñarme tanto sobre los animales, mamá y papá -dijo Luján emocionada-.

Hoy aprendí que podemos hacer grandes cosas si trabajamos juntos como familia. Y así finalizó esta gran aventura familiar llena de solidaridad, amor y trabajo en equipo. Siempre recordando que cuando nos proponemos algo juntos, podemos lograr grandes cosas.

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