El zorro guía hacia la sabiduría estelar


Los tres niños se llamaban Tomás, Sofía y Mateo. Eran curiosos y aventureros, les encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Al subir las montañas, disfrutaban del paisaje hermoso que se extendía ante sus ojos.

Pero pronto se dieron cuenta de que habían perdido el camino de regreso. "¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer ahora?", exclamó Sofía con preocupación. "Tranquila Sofi, encontraremos una solución juntos", dijo Tomás intentando mantener la calma.

Mateo, el más pequeño pero valiente del grupo, propuso: "Creo que lo mejor es seguir adelante y buscar ayuda en algún lugar cercano". Los tres niños continuaron caminando por las montañas, sin tener claro cuál era el camino correcto.

Pasaron horas buscando señales o indicaciones que los llevaran de regreso a casa, pero todo parecía igual a su alrededor. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. Con cautela se acercaron y descubrieron a un zorro atrapado entre las ramas.

"Pobrecito zorrito, parece que está lastimado", expresó Sofía con tristeza en su voz. "Debemos ayudarlo", agregó Mateo decidido a rescatar al animalito indefenso. Con cuidado liberaron al zorro de su situación complicada.

El animal los miró agradecido y les guió hacia un sendero desconocido pero prometedor. Los niños decidieron seguirlo confiando en que los conduciría hacia alguna salida. Después de caminar un trecho considerable, llegaron a una cabaña donde vivía un anciano amable y sabio llamado Don Manuel.

Él les ofreció cobijo y comida caliente mientras escuchaba atentamente la historia de cómo habían llegado allí. "No se preocupen chicos, estoy seguro de que encontraremos una solución juntos", dijo Don Manuel con una sonrisa reconfortante.

El anciano les contó sobre las estrellas del cielo nocturno que siempre señalaban el norte y cómo podían usarlas como guía para orientarse en cualquier lugar desconocido.

Les enseñó a identificar las constelaciones principales y cómo estas podían ser sus aliadas para encontrar el camino de regreso a casa. Con paciencia y determinación, los niños aprendieron a utilizar este conocimiento ancestral para orientarse en las montañas.

Siguiendo las indicaciones del cielo estrellado lograron encontrar el camino correcto que los llevó de vuelta a la ciudad donde vivían. Al llegar a casa sano y salvos fueron recibidos por sus familias con abrazos emocionados y lágrimas de alegría.

Habían aprendido una valiosa lección sobre la importancia de trabajar juntos, mantener la calma en situaciones difíciles y nunca perder la esperanza incluso cuando todo parezca perdido. Desde ese día en adelante, Tomás, Sofía y Mateo recordarían aquella aventura como un desafío superado gracias a su ingenio e espíritu colaborativo.

Y cada vez que veían las estrellas brillar en el cielo nocturno recordaban la sabiduría compartida por Don Manuel que los guió de vuelta al hogar donde pertenecían.

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