El Zorro Ingenuo es Engañado



En un frondoso bosque, donde los árboles susurraban secretos y las flores bailaban con el viento, vivía un zorro llamado Tito. Tito era conocido por su buena disposición y su corazón amable, pero también por ser un poco ingenuo. Aunque su pelaje era de un hermoso color anaranjado y sus ojos, brillantes como estrellas, la astucia no era su fuerte.

Un día, mientras paseaba por su parte del bosque, Tito se encontró con una serpiente llamada Susi.

"¡Hola, zorro! Sonrisa, agradezco que pasás por aquí" - dijo Susi con una voz melódica.

"Hola, ¿qué tal?" - respondió Tito, moviendo su cola de un lado a otro, algo despreocupado.

"He escuchado que sos el más rápido en el bosque. ¿No te gustaría participar en una carrera?" - prosiguió Susi, enredando su lengua con astucia.

"¡Claro! ¡Me encanta correr!" - contestó Tito, entusiasmado.

"Perfecto. Ven, haremos la carrera junto al lago. Solo necesitás un aliado" - dijo Susi, mientras sus ojos brillaban de una manera inquietante.

"¿Aliado? ¿Para qué?" - preguntó Tito, confundido.

"Porque yo tengo un secreto para ti. Si encontrás un amigo que te apoye, ¡ganarás seguro!" - explicó Susi, sonriendo.

Tito, ingenuo como era, decidió que su mejor amigo, el conejo Ramiro, sería el compañero perfecto.

La carrera se organizó para el día siguiente, pero Susi tenía un plan bajo su escamosa piel.

Al llegar, Tito y Ramiro se encontraron con que todos los animales del bosque estaban allí. Susi se posicionó en la línea de salida.

"¿Están listos? ¡En sus marcas, listos, ¡fuera!" - gritó Susi, mientras todos comenzaban a correr.

Tito, emocionado, tomó la delantera, pero Susi, que había sido más astuta, corrió hacia el lago por un camino oculto.

"¡Mirá, Tito! ¡Estoy justo frente a vos!" - dijo Susi, burlándose mientras avanzaba.

Tito y Ramiro se sorprendieron, ya que la serpiente había tomado un atajo.

"¡Eso no es justo!" - gritó Ramiro.

"¿Cómo puede ser?" - se preguntó Tito, confundido.

"¡Apresurate, o perderemos!" - instó Ramiro, viendo cómo Susi se acercaba al lago.

Sin embargo, en un giro inesperado, Tito tuvo una idea. Miró a su alrededor y vio un grupo de aves volando alto en un árbol.

"Espera, Ramiro, tengo un plan. ¡Vamos a pedir ayuda!" - dijo Tito, decidido.

Los dos amigos llamaron a las aves.

"¡Aves, por favor! Necesitamos que intercepten a Susi en el lago!" - pidió Tito.

Las aves, al ver la trampa de Susi, comenzaron a volar hacia ella.

"¡Adiviná qué, Susi! ¡No podés escapar!" - gritó uno de los pájaros.

"¡No, no puede ser!" - exclamó Susi, asustada.

"¡Estamos aquí para ayudarte a participar de la carrera!" - exclamó otro pájaro, riéndose.

Los pájaros rodearon a Susi, haciendo que perdiera tiempo.

Mientras tanto, Tito y Ramiro corrieron a toda velocidad, decididos a ganar.

"¡Vamos, Tito, es nuestra oportunidad!" - animó Ramiro.

"¡Sí, vamos! ¡Que la diversión no pare!" - gritó Tito, sintiendo cómo el viento lo impulsaba.

Finalmente, cuando llegaron a la meta, los dos amigos cruzaron la línea de llegada, recibiendo aplausos de todos los animales del bosque.

"¡Lo logramos!" - gritó Ramiro.

"¡Viva! Somos los campeones" - exclamó Tito, radiante de felicidad.

Susi, viendo que su trampa había fallado y que sus planes no habían funcionado, se dio cuenta de que ser astuta no siempre trae buenos resultados.

"Tito, lo siento. Creí que podía ganar de cualquier forma, pero me equivoqué. ¡Felicitaciones!" - dijo Susi, reconociendo su error.

Tito, en su inocencia y sabiduría, sonrió.

"No te preocupes, Susi. Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y no rendirse. ¡Unámonos a la diversión y hagamos más carreras juntos!" - exclamó el zorro, mientras los animales celebraban.

Desde ese día, Susi aprendió la importancia de la honestidad y la verdadera amistad, mientras Tito se convirtió en un zorro más astuto, pero siempre con su gran corazón. Y así, el bosque nunca dejó de llenarse de risas y aventuras.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!