El zorro plateado y la amistad mágica



En lo más profundo del bosque mágico, vivía un niño llamado Mateo. Todos los días, al caer la noche, los animalitos del bosque cobraban vida y se reunían para jugar y cantar.

A Mateo le encantaba visitar el bosque y ser parte de esta maravillosa magia, pero siempre había un animalito que le causaba miedo: el zorro plateado.

El zorro plateado era astuto y veloz, con ojos brillantes como estrellas y una mirada penetrante que parecía leer los pensamientos de cualquiera que se cruzara en su camino. A pesar de que todos los demás animalitos del bosque adoraban al zorro plateado por su inteligencia y gracia, a Mateo le producía un escalofrío cada vez que lo veía.

Una noche, mientras paseaba por el bosque, Mateo escuchó risas y cantos a lo lejos. Decidió acercarse sigilosamente para ver de qué se trataba.

Entre los árboles iluminados por la luz de la luna, vio a todos los animalitos bailando felices alrededor de una fogata. El zorro plateado estaba en medio de ellos, con una sonrisa en su rostro. - ¡Hola, Mateo! -saludó el zorro plateado con amabilidad-.

¿Por qué siempre te escondes cuando estoy cerca? Mateo sintió un nudo en la garganta pero decidió enfrentar su miedo. Lentamente se acercó al zorro plateado y le respondió:- Me da miedo tu mirada tan intensa y tus movimientos rápidos. No sé cómo reaccionar ante ti.

El zorro plateado asintió comprensivo y le dijo:- Entiendo tus temores, pero no tienes por qué tenerme miedo. Soy solo otro habitante del bosque que disfruta de la compañía de amigos como tú.

Poco a poco, Mateo fue perdiendo el miedo al zorro plateado mientras compartían historias junto a la fogata. Descubrió que detrás de esa apariencia imponente se escondía un ser cariñoso y sabio que valoraba la amistad sobre todas las cosas.

A medida que pasaban las noches, Mateo se convirtió en amigo inseparable del zorro plateado y juntos exploraron cada rincón del bosque mágico. El resto de los animales celebraron esta nueva amistad con alegría y complicidad.

Desde entonces, Mateo aprendió que muchas veces nuestros mayores temores pueden convertirse en nuestras mayores bendiciones si nos atrevemos a enfrentarlos con valentía y corazón abierto. Y así descubrió el verdadero significado de la amistad: aceptar a los demás tal como son sin juzgar por las apariencias.

Y colorín colorado este cuento ha terminado; esperando haber dejando una semillita sembrada sobre el valor de superar nuestros miedos para abrirnos a nuevas experiencias llenas de amor y amistad en nuestro camino hacia la felicidad.

FIN.

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