El Zorro Sabio
En un bosque encantado llamado "El Bosque de los Saberes", vivían animales de todo tipo que deseaban aprender y crecer, cada uno con su propia personalidad y sueños.
En este lugar mágico, la Ley de Educación Argentina era representada por una sabia lechuza llamada Doña Aurora, quien se encargaba de enseñar a todos los habitantes del bosque sobre la importancia de la educación y el conocimiento.
Un día, llegó al bosque un joven zorro llamado Renzo, quien estaba fascinado por todo lo que veía a su alrededor. Quería aprender sobre las plantas, los árboles y las estrellas en el cielo. Pero Renzo no sabía leer ni escribir, pues nunca había ido a la escuela.
Doña Aurora se acercó a él con cariño y le dijo: "Renzo, en este bosque todos tenemos derecho a aprender y crecer. La educación es como un tesoro que nadie nos puede quitar".
El zorro levantó sus orejas con interés y decidió seguir a Doña Aurora para comenzar su aprendizaje. Durante semanas, Renzo asistió a clases junto a otros animales del bosque.
Aprendió matemáticas con los conejos, geografía con los pájaros migratorios y arte con los colibríes que pintaban flores en el aire. Cada día se sentía más motivado y feliz por todo lo que descubría.
Pero un día, mientras exploraba cerca del río, Renzo se encontró con un grupo de mapaches traviesos que se burlaron de él por ser nuevo en la escuela. "¡Miren al zorrito ignorante! Seguro no sabe nada", decían entre risas. Renzo sintió tristeza en su corazón y dudó de sí mismo.
Doña Aurora notó la desilusión en los ojos de Renzo y decidió hablar con él. "Renzo -le dijo-, nunca permitas que alguien te haga sentir menos por querer aprender. La educación es para todos, sin importar nuestras diferencias". El joven zorro asintió con determinación y siguió adelante.
Con el apoyo de sus amigos del bosque, Renzo demostró que podía superar cualquier obstáculo si ponía dedicación y esfuerzo en sus estudios.
Se convirtió en uno de los alumnos más destacados de la escuela del Bosque de los Saberes e inspiró a otros animales a seguir su ejemplo. Al final del año escolar, cuando llegó el momento de la graduación, todos aplaudieron emocionados al ver a Renzo recibir su diploma con orgullo.
Estaba rodeado de amigos que lo admiraban por su valentía y perseverancia. Desde ese día en adelante, Renzo se convirtió en un defensor incansable de la educación para todos en el Bosque de los Saberes.
Y cada vez que recordaba las palabras sabias de Doña Aurora sobre la importancia del conocimiento, sonreía sabiendo que había encontrado un tesoro invaluable gracias a la Ley de Educación Argentina.
FIN.