El zorro solidario
Había una vez en un campo verde y hermoso, un zorro llamado Julián. Julián era un zorro muy astuto y travieso, le encantaba corretear por el bosque persiguiendo mariposas y jugando con sus amigos animales.
Un día soleado, mientras Julián cazaba mariposas cerca de la madriguera de los conejos, escuchó sollozos provenientes de adentro. Curioso, se acercó sigilosamente y vio a un conejito pequeño llorando desconsoladamente. "¿Qué te pasa, amiguito conejo?" -preguntó Julián con curiosidad.
El conejito levantó la cabeza entre lágrimas y le explicó que había perdido a su mamá en el bosque y no sabía cómo encontrarla. Julián sintió una punzada en su corazón al ver al pequeño conejito tan triste y desamparado.
"No te preocupes, yo te ayudaré a encontrar a tu mamá", dijo Julián con determinación.
Así fue como Julián se puso en los zapatos del conejito y lo llevó en su lomo por todo el bosque, buscando pistas que los llevaran hasta la mamá perdida. Juntos recorrieron arroyos, subieron colinas y exploraron cada rincón del bosque en busca de la mamá conejo.
Después de mucho caminar, finalmente encontraron a la mamá conejo atrapada en una red dejada por unos cazadores furtivos. Con valentía y astucia, Julián logró liberar a la mamá conejo y reunirla con su hijo. La felicidad y gratitud de los conejos era indescriptible.
"¡Muchas gracias por ayudarnos! ¡Eres un verdadero amigo!", exclamaron los conejos emocionados. Julián sonrió cálidamente y les dijo: "Aprendí que ponerse en los zapatos de alguien más nos hace entender sus sentimientos y necesidades. La empatía es una cualidad muy valiosa que todos deberíamos practicar".
Desde ese día, Julián se convirtió en el protector de todos los animales del bosque, demostrando que ser amable y comprensivo puede hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Y así vivieron felices compartiendo aventuras e historias memorables bajo el cálido sol del campo.
FIN.