El Zorro y el Cazador



Era un hermoso día en el bosque de Las Maravillas. Los árboles brillaban con el sol y los animales disfrutaban de la calidez. Entre ellos estaba Zorrito, un zorro veloz y astuto, conocido por su nariz puntiaguda y su cola esponjosa. Zorrito siempre ayudaba a sus amigos y estaba lleno de ideas brillantes.

Un día, mientras Zorrito jugaba cerca del arroyo, escuchó un ruido. Al acercarse, vio a Don Cazador, un hombre con un sombrero ancho y una escopeta al hombro, buscando algo entre los arbustos.

- “Hola, Don Cazador. ¿Qué hacés por aquí? ” - dijo Zorrito, con la curiosidad iluminando sus ojos.

- “Hola, Zorrito. Estoy buscando un par de patos para cenar. Son muy buenos para un guiso”, respondió el cazador sin mirarlo.

Zorrito, que quería ayudar a sus amigos patitos, pensó en un plan.

- “Qué tal si te muestro un lugar donde hay muchos patitos, pero a cambio, prometés no cazarlos hoy”, propuso el zorro.

Don Cazador paró en seco y lo miró con desconfianza.

- “¿Por qué haría eso? ”, preguntó.

- “Porque hoy es un día hermoso y todos merecen disfrutarlo. Si los patitos están sin miedo, podrías hacer un guiso de algo más delicioso”, sugirió Zorrito, intentando ser persuasivo.

El cazador dudó un poco, pero la curiosidad lo llevó a aceptar.

- “Está bien, muéstrame el lugar”, dijo Don Cazador.

Zorrito llevó al cazador a un pequeño estanque lleno de flores y patitos que nadaban alegremente.

- “Mirá qué felices son. ¿No sería mejor pensar en alguna otra receta? ” - propuso Zorrito, mostrando a los patitos.

Don Cazador observó a los patitos y sintió un cosquilleo en el corazón. Pero pronto, una risa resonó en su mente.

- “No sé, me parece un buen plan, pero tengo hambre”, dijo Don Cazador, aunque no podía quitarse la sonrisa al ver a los patitos.

Zorrito vio una oportunidad y dijo:

- “Entonces, vamos a buscar algunas frutas o verduras. Te prometo que será un almuerzo delicioso.”

El cazador, intrigado, decidió seguir al zorro. Juntos, buscaron en el bosque y encontraron moras, frambuesas y hasta algunas nueces. Don Cazador comenzó a disfrutar de la caza, no de animales, sino de sabores que nunca había pensado usar en un plato.

Cuando regresaron, Zorrito ayudó a Cazador a preparar una ensalada.

- “Te dije que sería deliciosa”, dijo Zorrito, mientras colocaban las moras sobre la ensalada verde.

Pronto, la comida estuvo lista. Al probarla, Don Cazador no pudo evitar sonreír aún más.

- “¡Esto está increíble! Nunca hubiera pensado que la fruta podría ser tan rica en una comida. ¡Gracias, Zorrito! ”, exclamó el cazador asombrado.

- “¡De nada! Creo que puede ser mucho más divertido disfrutar de la naturaleza en lugar de asustar a sus habitantes”, contestó Zorrito, sintiéndose orgulloso de su ingenio.

Esa noche, Don Cazador decidió que dejaría la caza para buscar comida de otras maneras, disfrutando de la belleza del bosque y sus sabores.

Zorrito quedó contento. Más allá de haber salvado a los patitos, había enseñado a Don Cazador una importante lección: siempre hay maneras de disfrutar de la naturaleza y ser felices sin hacer daño a otros.

Desde entonces, los dos se hicieron amigos y continuaron explorando el bosque, cuidando de los animales y siempre buscando nuevas aventuras y recetas juntos.

FIN.

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