El Zorro y el Extraterrestre



En un pacífico pueblito llamado Rancho Verde, vivía un zorro llamado Zorri. Zorri era astuto y siempre estaba buscando algo delicioso para comer. Una mañana, mientras paseaba por el bosque, vio algo inusual entre los árboles. Era un objeto brillante que, al acercarse, se dio cuenta que era una nave espacial pequeña.

Zorri, curioso y emocionado, se acercó con cuidado y, ¡sorpresa! , de la nave salió un ser extraño que jamás había visto. Tenía una piel de color verde, grandes ojos azules y una expresión amigable.

"Hola, soy Zorri, el zorro más astuto de la zona. ¿Y tú quién sos?" - preguntó Zorri, intentando ignorar el rugido de su estómago.

"¡Hola, Zorri! Soy Zibro, un extraterrestre del planeta Galaxia. Estoy aquí para explorar su hermoso mundo" - respondió el extraterrestre con una sonrisa.

El zorro, al escuchar que Zibro no era de la Tierra, pensó que podría ser un delicioso almuerzo.

"¡Qué bien! Creo que podríamos ser amigos. Pero, ¿por qué no venís a cenar a mi casa?" - sugirió Zorri, pensando en su plan.

Zibro, emocionado por la invitación, aceptó de inmediato. Mientras caminaban juntos, Zorri se fue preguntando cómo podría cocinar a Zibro. Pero, a medida que pasaban el rato, empezó a conocer más sobre él.

Zibro le contaba historias sobre su planeta: un lugar lleno de aventuras, donde todos los seres vivían en armonía, y donde los árboles eran de colores brillantes que nunca se caían. Zorri se quedó fascinado.

"¿Y qué comés allá?" - preguntó el zorro intrigado.

"Comemos frutas galácticas, son deliciosas y nunca terminan. También hay aguas danzantes que cantan mientras fluyen" - explicó Zibro.

Al escuchar eso, Zorri sintió que su plan de comer a Zibro no era tan atractivo después de todo. Él no quería perder la oportunidad de conocer más sobre ese mundo extraordinario. Lo que había comenzado como un intento de comerse a un extraterrestre, se estaba transformando en una maravillosa amistad.

"Y si me enseñas sobre tu planeta, yo te puedo enseñar sobre el nuestro" - propuso Zorri, entusiasmado.

Zibro sonrió y asintió. La noche llegó y los dos se sentaron bajo un árbol, compartiendo historias, risas y planes. Zorri decidió llevar a Zibro a conocer a otros animales del bosque para mostrarle la belleza de su hogar.

Al día siguiente, se fueron a recorrer el pueblo. Zorri le presentó a Coneja, la más rápida del lugar, y a Búho, que sabia sobre todo lo que ocurría en el bosque.

"¡Hola, amigos! Este es Zibro, un visitante muy especial" - dijo Zorri con orgullo.

Los animales estaban curiosos y aceptaron la invitación de Zibro para escuchar historias sobre su planeta. A medida que pasaban los días, Zorri se dio cuenta de que no quería que Zibro se fuera. Pero Zibro tenía que volver a su hogar.

"Zorri, aunque estoy divertidísimo aquí, debo regresar. Quiero contarles a mis amigos sobre ti y lo maravillosa que es la Tierra" - dijo Zibro un día, mientras miraba la nave.

Zorri se sintió triste pero comprendió que Zibro debía irse. Decidieron hacer una fiesta de despedida en el bosque con todos sus nuevos amigos. La noche fue mágica: cantaron, bailaron y compartieron todo lo que habían aprendido juntos.

Cuando llegó el momento de partir, Zorri le dio un fuerte abrazo a Zibro.

"Prométeme que volverás a visitarnos" - dijo Zorri, con los ojos brillantes de emoción.

"Prometido, amigo. Y cuando lo haga, te traeré frutas galácticas" - respondió Zibro mientras subía a su nave.

Zibro se despidió de todos y su nave despegó, dejando una estela de estrellas brillantes en el cielo nocturno. Zorri se quedó mirando hacia arriba, sintiéndose afortunado por la amistad que había cultivado.

Desde aquel día, Zorri nunca volvió a pensar en comer a alguien que venía de afuera. Comprendió que las amistades traen mucho más que un estómago lleno, traen historias, risas y aventuras. Y siempre guardó la esperanza de que Zibro regresara para compartir más momentos juntos en Rancho Verde.

FIN.

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