El zorro y el perdón



Había una vez en un hermoso bosque, un grupo de animales y insectos que vivían en armonía. Entre ellos se encontraban el zorro, la mariposa, la hormiga y el búho.

Un día, el zorro decidió jugarles una mala pasada a sus amigos. Se acercó sigilosamente a donde estaba la mariposa y con su cola le dio un golpe fuerte que hizo que cayera al suelo. La mariposa quedó muy lastimada y triste por lo sucedido.

La hormiga observó todo desde lejos y se sintió indignada por la actitud del zorro. Rápidamente fue a buscar ayuda y encontró al búho, quien era conocido por ser sabio y justo.

La hormiga le contó lo ocurrido al búho, quien decidió convocar a todos los animales e insectos para solucionar este problema. Una vez reunidos, cada uno expresó su opinión sobre lo sucedido. "El zorro ha cometido una gran injusticia", dijo la mariposa con voz temblorosa.

"Es cierto", agregó la hormiga molesta. "Debemos hacer algo para que aprenda una lección". "Pero también debemos recordar que todos podemos cometer errores", intervino el búho con calma.

Los animales escucharon atentamente las palabras del búho y reflexionaron sobre ellas. Entendieron que castigar al zorro no resolvería nada, sino que debían enseñarle sobre el valor del perdón. Decidieron organizar un juego en el cual participaran todos los animales del bosque.

Cada uno tendría que superar diferentes pruebas y al final, el zorro tendría la oportunidad de disculparse con la mariposa. El día del juego llegó y todos los animales estaban emocionados.

La mariposa se encontraba en un lugar especial, esperando a que el zorro terminara todas las pruebas para poder hablar con él. Una vez finalizadas las pruebas, el zorro se acercó a la mariposa con tristeza en sus ojos. "Lo siento mucho por lo que te hice", dijo el zorro arrepentido.

"Te perdono", respondió la mariposa con una sonrisa. "Pero recuerda que debemos aprender a respetarnos y cuidarnos mutuamente". El zorro tomó conciencia de su error y prometió cambiar su actitud.

Desde ese día, todos los animales del bosque vivieron en paz y armonía. Aprendieron que el perdón es necesario para sanar heridas y construir relaciones sólidas.

Finalmente, entendieron que todos somos susceptibles de cometer errores, pero lo importante es reconocerlos, pedir perdón sinceramente y aprender de ellos para no volver a repetirlos. Y así, gracias al poder del perdón, el bosque continuó siendo un lugar lleno de alegría y amor entre todos sus habitantes.

FIN.

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