El Zorro y la Llama



Había una vez un zorro y una llama que eran muy amigos y vivían en las montañas de los Andes. Un día, el zorro, con su brillante pelaje anaranjado, se acercó a su amiga la llama, que era de un color blanco resplandeciente.

"¡Hola, Llama!", dijo el zorro emocionado. "He oído que en la cima de esa montaña hay una hierba delicia, la más rica de todas. ¡Quiero ir a probarla! Pero no puedo subir solo, ¿me ayudarías a llegar hasta allí?"

La llama, siempre dispuesta a ayudar a su amigo, miró hacia la montaña.

"Claro, Zorro. Te llevaré en mi lomo, pero deberíamos prepararnos bien. La montaña puede ser resbaladiza y difícil de escalar."

El zorro asintió, sintiendo un cosquilleo de emoción por la aventura que les esperaba. Juntos comenzaron a preparar su viaje. La llama reunió algunas provisiones: hojas frescas de menta, un poco de agua de un arroyo cercano y frutas secas que había recogido en los días anteriores.

"Nunca está de más tener algo para comer en el camino", dijo la llama.

"Buena idea, Llama. Siempre eres tan inteligente", respondió el zorro, admirando a su amiga.

Así, comenzaron su ascenso. Cada tanto, el zorro paraba para admirar el paisaje que los rodeaba. "¡Mirá, Llama! ¡Es tan hermoso! El cielo es tan azul y las montañas se ven mágicas desde aquí."

La llama sonrió, disfrutando el momento. Pero a medida que subían, el camino se hacía más complicado. Al llegar a un acantilado, el zorro se detuvo un instante.

"¿Cómo vamos a cruzar eso?"

"Verás, Zorro, hay un camino, aunque esté escondido detrás de esos arbustos. Se necesita un poco de valentía para encontrarlo. Vamos juntos."

El zorro, que siempre había sido un poco temeroso, sintió un nudo en el estómago.

"Pero, Llama, ¿y si me caigo?"

"Si nos caemos, caemos juntos. Siempre estaré a tu lado, así que no tengas miedo. ¡Vamos!"

Sintiéndose un poco más seguro con las palabras de su amiga, el zorro decidió seguirla. Con un salto, cruzaron el peligroso acantilado, y a cada paso que daban, el zorro ganaba más confianza.

Después de un tiempo, llegaron a una zona llena de flores de colores brillantes.

"¡Mirá esto, Llama! ¡Es hermoso! ¡No parece que estamos tan cerca de la cima!"

"Es cierto, Zorro, pero hay que seguir avanzando. La hierba de la que hablamos está casi al final."

Continuaron su camino, pero de repente, una fuerte ráfaga de viento comenzó a soplar.

"¡Cuidado, Zorro! ¡El viento puede ser peligroso!" dijo la llama mientras se aferraba al suelo con fuerza.

El zorro, sintiendo que el viento lo empujaba, se asustó.

"¿Y si no llegamos, Llama?"

"Debemos avanzar con cuidado. Escucha, usa tu agilidad. Si te concentras, puedes saltar entre las rocas más estables. ¡Vamos juntos!"

Cada paso era un desafío. Pero con la confianza de la llama a su lado, el zorro encontró su ritmo y aprendió a esquivar los obstáculos.

Finalmente, llegaron a la cima de la montaña. El zorro quedó anonadado al ver la amplia extensión del valle.

"¡Mirá, Llama! ¡Todo se ve tan pequeño desde aquí!"

"Es impresionante, ¿verdad? Pero ahora, ¿dónde está la hierba que tanto quieres?"

"¡Ah! ¡Estaba tan emocionado explorando que me olvidé!"

Buscando por el área, el zorro pronto encontró un pequeño claro lleno de la hierba más verde y fresca que había visto.

"¡Lo logré, Llama! ¡Hemos llegado!"

"¡Sabía que lo haríamos! Ahora disfrutemos de nuestro premio."

Los dos amigos comenzaron a comer la deliciosa hierba, disfrutando del sabor y de la vista que tenían desde la cima.

"No solo llegué a la hierba, sino que también aprendí a tener valor y confianza gracias a vos", dijo el zorro.

"Eso es lo más importante de la aventura, Zorro. No se trata solo de lo que comemos, sino de cómo llegamos hasta aquí. Siempre debemos apoyarnos unos a otros en lo que hagamos."

Contentos y satisfechos, el zorro y la llama se sentaron juntos a contemplar el paisaje. Desde ese día, sabían que, independientemente de las dificultades, siempre podrían contar el uno con el otro.

Y así, el zorro y la llama regresaron a su hogar, no solo con el estómago lleno, sino también con el corazón colmado de gratitud y amistad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!