El Zorro y la Luna Compartida


to. El zorro intentaba acercarse a la Luna, pero por más que saltaba y corría, nunca lograba alcanzarla. Un día, el zorro decidió buscar a alguien que pudiera ayudarlo a cumplir su sueño de estar cerca de la Luna.

Así que se aventuró por la sierra en busca de respuestas. En su camino, se encontró con varios animales: una águila majestuosa, un sabio búho y una tortuga anciana.

El zorro les contó su deseo y les pidió consejo. La águila le dijo: "Si quieres llegar hasta la Luna, debes volar tan alto como yo". Pero el zorro sabía que no podía volar como un ave.

Luego fue a ver al búho y le preguntó cómo podría llegar hasta la Luna. El búho respondió: "Debes estudiar las estrellas y encontrar el camino hacia ella". Pero el zorro no era bueno en matemáticas ni astronomía. Finalmente, llegó donde la tortuga anciana.

Le explicó su deseo y esperaba recibir algún consejo útil. La tortuga pensativa le dijo: "Mi querido amigo zorro, aunque no puedas volar como un águila o entender las estrellas como el búho, tienes algo especial dentro de ti".

El zorro confundido preguntó qué era ese algo especial. La tortuga sonrió y respondió: "Tienes valentía y determinación para perseguir tus sueños". Luego añadió: "Quizás no puedas llegar físicamente hasta la Luna, pero puedes hacer algo igualmente maravilloso".

Intrigado por las palabras de la tortuga anciana, el zorro le pidió que le explicara qué podía hacer. La tortuga le dijo: "Observa la Luna todas las noches y admírala desde aquí. Pero también puedes compartir su belleza con otros animales".

El zorro entendió lo que la tortuga quería decirle. A partir de ese momento, todos los días, el zorro se sentaba en un lugar alto para observar la Luna y admirar su brillo.

Luego, durante el día, compartía sus experiencias con otros animales. El zorro les contaba a los conejos sobre cómo la Luna iluminaba el cielo por las noches y cómo podían disfrutar de su hermosura sin tener que alcanzarla físicamente.

Los pájaros escuchaban emocionados mientras planeaban cerca del zorro. Poco a poco, más animales comenzaron a apreciar la belleza de la Luna gracias a las historias del zorro.

Y aunque el sueño del zorro de estar cerca de la Luna nunca se hizo realidad, encontró una nueva felicidad al compartir su amor por ella con otros. Desde entonces, cada noche en la sierra del Perú, los animales se reúnen para admirar juntos la majestuosidad de la Luna.

El zorro aprendió que no siempre podemos obtener todo lo que deseamos, pero podemos encontrar alegría al compartir nuestras pasiones con aquellos que nos rodean.

Y así fue como el valiente y determinado zorro encontró un propósito en su vida y enseñó a todos los animales sobre el poder de apreciar las maravillas del mundo sin necesidad de poseerlas. -Fin-

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