El Zorro y las Niñas del Bosque



Había una vez un zorro travieso llamado Zorrito que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores coloridas. Un día, mientras exploraba, se alejó demasiado de su hogar y se perdió. Al principio, Zorrito no se dio cuenta de que se había perdido, pero cuando miró a su alrededor y no reconoció un solo árbol, empezó a preocuparse.

"Oh no, ¿dónde estoy?" - exclamó Zorrito.

Mientras tanto, dos niñas que vivían cerca del bosque, Lila y Ana, estaban jugando y se dieron cuenta de que Zorrito estaba solito y triste.

"Mirá, Ana, hay un zorro que parece desorientado" - dijo Lila.

"Sí, deberíamos ayudarlo" - respondió Ana, siempre dispuesta a ayudar a los animales.

Las dos chicas se acercaron al zorro con cuidado. Al principio, Zorrito se asustó y dio un paso atrás.

"No me hagan daño, por favor" - soltó con voz temblorosa.

Lila sonrió y dijo:

"No te preocupes, sólo queremos ayudarte a volver a casa. ¿Cómo te llamas?"

"Soy Zorrito y estoy perdido" - contestó el zorro, sintiéndose un poco más seguro.

Ana se agachó y le preguntó:

"¿Dónde vives, Zorrito?"

"No lo sé, tengo que encontrar mi hogar", dijo Zorrito, con una lágrima en su ojo.

Las niñas decidieron que lo mejor era intentar encontrar el camino de regreso. Entonces, comenzaron a caminar juntos.

"¿Recuerdas algún lugar especial que hayas visto antes?" - preguntó Lila mientras caminaban entre los arbustos.

Zorrito pensó y se acordó de un gran árbol muy antiguo que había visto.

"¡Sí! Hay un árbol gigante con un nido de pájaros en la cima, creo que debo ir hacia allí".

"¡Vamos!" - dijo Ana emocionada.

Pero, mientras se acercaban al árbol, Zorrito tropezó con una raíz y cayó.

"¡Ay!" - gritó Zorrito, lastimándose una pata.

Lila rápidamente se arrodilló a su lado.

"¿Estás bien, Zorrito?"

"No sé, me duele un poco" - respondió el zorro con un susurro.

"No te preocupes, vamos a cuidar de ti" - dijo Ana, quien había aprendido muchos trucos de su mamá. Las niñas revisaron la pata de Zorrito y decidieron que debía descansar un momento.

Mientras Zorrito se recuperaba, las niñas planearon cómo volver a casa juntos. Hicieron un pequeño vendaje con una hoja grande y un poco de hilo que Lila siempre llevaba en su mochila.

"Gracias, amigas" - dijo Zorrito, sintiéndose agradecido y un poco mejor.

Después de un rato, cuando Zorrito se sintió listo, las tres continuaron su camino. Zorrito empezó a contarles historias sobre sus aventuras en el bosque.

"Una vez perseguí a una mariposa, y terminé en un arroyo muy divertido. ¡Fue genial!" - contó Zorrito animado.

Lila y Ana escuchaban atentamente, riendo y disfrutando de las travesuras del zorro.

Finalmente, al llegar al gran árbol, Zorrito recordó cómo regresar a su hogar.

"¡Sí! Desde aquí, tengo que ir hacia la colina verde y luego seguir el arroyo" - dijo Zorrito, lleno de esperanza.

Las niñas lo ayudaron a caminar, asegurándose de que no se lastimara por el camino. Al llegar al arroyo, Zorrito se emocionó.

"¡Ahora sí, estoy cerca de casa!" - gritó Zorrito con alegría.

"Estamos tan felices de haberte ayudado" - dijo Ana, mientras daban juntos el último empujón hacia el hogar del zorro.

Después de un corto paseo, Zorrito vio su casa, un acogedor agujero bajo un arbusto.

"¡Lo logré! ¡Miren, ahí está mi hogar!" - exclamó Zorrito emocionado.

Las niñas estaban contentas por el zorro, pero también un poco tristes de despedirse.

"Gracias por todo, Lila y Ana. Nunca olvidaré su amabilidad" - dijo Zorrito.

"Siempre estaremos aquí, ¡y vuelve a visitarnos!" - respondió Lila con una sonrisa.

"Seguro que volveré, ¡y les contaré más aventuras!" - prometió Zorrito.

Y así, Zorrito se despidió de sus nuevas amigas, sabiendo que la bondad de Lila y Ana había hecho posible que regresara a casa. Desde ese día, el pequeño zorro aprendió que la amistad y la cooperación son inseparables, y que siempre se puede encontrar el camino correcto con la ayuda de otros.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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