El Zorro y las Ovejas



Era una vez un zorro llamado Zuri, que tenía una gran maña para engañar a los demás animales. A Zuri le encantaba planear trucos para atrapar a las ovejas del prado. Cada día, se acercaba a ellas con astucias y palabras suaves.

-Miren qué lindas están hoy de lana, -decía Zuri mientras hacía piruetas.

Las ovejas, ingenuas, lo miraban con ojos curiosos, sin sospechar sus verdaderas intenciones. Sin embargo, un día, un rayo de luz en el corazón de una oveja llamada Lila apareció.

-Las palabras de Zuri son sospechosas, -dijo Lila a sus amigas. -Yo no confío en él.

Las otras ovejas, pero, se reían de Lila.

-¡Oh, Lila! ¡Él sólo quiere jugar! -decían.

Aun así, Lila decidió estar alerta. En su mente, tenía un plan para crear una trampa y proteger a sus amigas. Zuri, por su parte, estaba decidido a atrapar al grupo de ovejas. Esa tarde, mientras ellas pacían, se acercó más de lo normal.

-Eh, ovejitas, hoy tengo una sorpresa para ustedes. -dijo Zuri con un aire triunfante. -He encontrado el lugar perfecto para jugar a las escondidas, donde no hay peligros.

Las ovejas, atraídas por su voz seductora, comenzaron a acercarse. Pero Lila no se movió.

-¡No vayas! -gritó. No es verdad, es una trampa.

Zuri, enojado, dio un salto y le gritó a Lila:

-¡Cállate, oveja molesta! Solo quiero ayudarles.

Lila, valiente, le respondió:

-¡No necesitamos tu ayuda, Zuri! ¡Solo queremos que te vayas!

Zuri, acomplejado por el valor de Lila, se dio la vuelta y decidió no rendirse. Sus planes de atrapar a las ovejas eran demasiado fuertes. Sin embargo, a medida que iba a dar un salto, un tropezón le hizo caer en un abismo.

-¡Ayuda! ¡No puedo salir! -gritó Zuri desolado desde el fondo.

Las ovejas que, al principio, se asustaron al oír su grito, se reunieron para ver qué pasaba. Al asomarse, se dieron cuenta de que Zuri, en verdad, no podía salir.

-¿Debemos ayudarlo? -preguntó una de las ovejas.

-¡No! -dijo Lila. -Es un zorro malo que quería comernos.

Pero el eco de los gritos de Zuri les hizo sentir compasión. Después de un breve debate, decidieron ayudarlo.

-Está bien, pero si nos traiciona, ¡seremos más astutas! -dijo Lila. Las ovejas reunieron su lana y comenzaron a tejer una soga. Con mucho esfuerzo, lograron hacer una soga resistente que lanzaron al abismo.

-¡Agárrate, Zuri! -gritaron todas juntas.

Zuri, dudando, finalmente tomó la soga y se dejó llevar por la ayuda de las ovejas. Con esfuerzo, comenzaron a levantarlo y poco a poco, Zuri salió del abismo. Al estar a salvo, respiró aliviado.

-¡Gracias, ovejas! Nunca pensé que me ayudarían después de todo lo que quise hacerles, -dijo Zuri, mirándolas a los ojos.

-Recuerda, Zuri, cada uno tiene una segunda oportunidad. -dijo Lila, que había decidido perdonarlo por sus intenciones pasadas.

Zuri, conmovido por el gesto de las ovejas, cambió sus trucos por buenas acciones y desde aquel día, se volvió amigo de las ovejas, ayudándolas a cuidar el prado y protegiéndolas de los verdaderos peligros.

Y así, el zorro que alguna vez quiso comerse a las ovejas, aprendió el valor de la amistad y la importancia de ser un buen amigo. Las ovejas y Zuri vivieron muchos días felices juntos, compartiendo risas y aventuras.

FIN.

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