El Zorro y los Cóndores de la Quebrada de Semita



En la hermosa quebrada de Semita, donde las montañas se encuentran con el cielo, vivía un zorro llamado Zorrito. Era un zorro muy astuto, con un pelaje anaranjado que brillaba al sol. Pero a Zorrito no le gustaba estar solo; siempre soñaba con tener amigos con quienes compartir sus aventuras.

Un día, mientras exploraba la quebrada, Zorrito oyó un gran ajetreo en el cielo. Miró hacia arriba y vio a un grupo de cóndores volando majestuosamente. Era un espectáculo impresionante, y Zorrito sintió una gran emoción.

"¡Qué aves tan increíbles! Me encantaría ser uno de ellos y volar tan alto como el sol", pensó.

Decidido a hacer amistad con los cóndores, Zorrito se acercó al acantilado donde ellos anidaban. Con mucha valentía, gritó:

"¡Hola, amigos del cielo! Soy Zorrito, un zorro curioso que quiere ser parte de su gran aventura."

Los cóndores, sorprendidos, se miraron entre ellos. El más viejo de todos, un cóndor sabio llamado Cóndorín, respondió:

"¡Hola, Zorrito! Es un placer conocerte. Pero, ¿cómo espera un zorro volar como nosotros?"

Zorrito, sin rendirse, contestó:

"¡Con su ayuda, seguro lo lograré! Pueden enseñarme a planear y sentir el viento en mi cara."

Los cóndores se rieron suavemente y Cóndorín dijo:

"Está bien, te daremos una oportunidad. Pero primero, debes demostrar que eres valiente y decidido."

Zorrito se sintió emocionado. Preguntó:

"¿Qué debo hacer?"

Y Cóndorín contestó:

"Tendrás que escalar hasta la cima del Cerro Panal, donde el viento sopla fuerte. Si lo logras, serás uno de nosotros por un día."

Zorrito aceptó el desafío. Comenzó a trepar por las rocas y cañaverales. En el camino, se encontró con una linda tortuga llamada Turqui.

"¡Hola, Zorrito! ¿Qué haces tan lejos de casa?"

"Voy a escalar el cerro para ser amigo de los cóndores. ¿Te gustaría unirte a mí?"

Turqui, siempre de buen ánimo, respondió:

"Claro, aunque soy un poco lenta, ¡te acompañaré!"

Juntos, Zorrito y Turqui comenzaron la ascensión. Encontraron obstáculos en el camino: un río caudaloso y un sendero empinado. Pero siempre se ayudaban mutuamente.

"¡Vamos, Turqui! Aún no hemos llegado. ¡Juntos somos más fuertes!"

"Sí, Zorrito, no me rendiré. ¡Tú me inspiras!"

Con esfuerzo y perseverancia, finalmente llegaron a la cima del Cerro Panal. El viento soplaba fuerte, y Zorrito sintió que podía volar. Cóndorín y los otros cóndores los vieron llegar.

"¡Felicidades, Zorrito! Has demostrado tu valentía. Ahora, cierra los ojos y siente el viento."

Zorrito cerró los ojos y sintió cómo el viento lo envolvía. Se imaginó volando con los cóndores, sintiendo la libertad de las alturas. Cuando los abrió, se dio cuenta de que estaba en la cima de un acantilado, y sucedió algo mágico.

Los cóndores comenzaron a volar en círculos a su alrededor, y uno de ellos, el más grande, le dijo:

"Ahora puedes correr por la quebrada, y sentiras que vuelas al mismo tiempo, ¡disfruta de tu amistad!"

Zorrito se sintió inmensamente feliz. Corrió por la quebrada con Turqui, como si tuviera alas. Se hizo amigo de los cóndores y aprendió a nunca rendirse, pues con valentía y buenos amigos, se pueden alcanzar los sueños más altos.

Desde ese día, Zorrito supo que, aunque no pudiera volar como un cóndor, siempre podría ser parte de su manada, y lo más importante, encontró en la amistad la verdadera libertad.

FIN.

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