El Zorzal en la Ventana de la Biblioteca de la Escuela de Abbott



Era un día luminoso en la escuela de Abbott, y las chicas, Francisca, Lorenza, Emma S. y Berenice, estaban sentadas en su rincón favorito de la biblioteca, rodeadas de libros llenos de mundos mágicos.

"Creo que hoy sería un buen día para leer sobre aventuras en la selva" - dijo Francisca mientras hojeaba un libro lleno de imágenes coloridas.

"A mí me gustaría leer algo sobre aves" - agregó Lorenza, mirando por la ventana.

En ese mismo momento, un hermoso zorzal se posó en la ventana, y todas miraron fascinadas.

"¡Miren! Un zorzal!" - exclamó Emma S. emocionada.

"Es precioso, parece que nos mira" - dijo Berenice, asombrada.

El zorzal se sacudió las plumas y comenzó a cantar una melodía alegre, llenando la biblioteca con su música. Las chicas no podían creer lo que veían.

"¿Qué tal si le hacemos una invitación a entrar?" - propuso Delfina.

"¡Sí! Tal vez le guste conocer a un grupo de chicas amantes de los libros!" sugirió Zoe, entusiasmada.

Mientras iban hablando, el zorzal se fue acercando cada vez más a la ventana, y todos los amigos del grupo se unieron al momento. Milena, Noa, y Zaira Cielo les preguntaron qué sucedía.

"Miren, es un zorzal, se quedó en la ventana!" - gritó Emma M., con los ojos bien abiertos.

"¡Qué lindo!" - dijo Guadalupe, mientras corría a buscar su libro sobre pájaros.

Justo cuando estaba por abrir la ventana, el zorzal voló un poco hacia atrás, mirándolas mientras movía su cabecita. Francisco, Emir, Benjamín y Tiziano, que estaban en el pasillo, se preguntaron qué estaba pasando.

"¿Qué hacen las chicas ahí?" - preguntó Tiziano.

"Hay un zorzal en la ventana de la biblioteca, y se ve que son amigas" - respondió Benjamín.

Los chicos se acercaron a ver. Al llegar, observaban a las chicas interactuando con el zorzal como si estuvieran en un espectáculo mágico.

"¡Intenten cantarle! Tal vez responda!" - sugirió Emir, con una sonrisa traviesa.

Decidieron intentarlo. Todas comenzaron a cantar en diferentes tonos, creando un coro divertido. El zorzal, sorprendentemente, respondió subiendo su canto.

"¡Es como una competencia de canto!" - rió Lorenza, mirando a sus amigas.

Los chicos también se animaron a participar. Cantaban, reían y el zorzal parecía disfrutar del momento. Sin embargo, al poco tiempo, el canto se interrumpió cuando escucharon un ruido fuerte.

"¡Oh, no! ¿Qué fue eso?" - se preocupó Berenice.

Las chicas y chicos se miraron con curiosidad. Todos decidieron salir a investigar, dejando al zorzal por un instante. Al llegar al pasillo, vieron una caja caída.

"Parece que se rompió algo, vamos a ver qué hay dentro" - dijo Milena, intrigada.

Cuando levantaron la caja, todos se sorprendieron al encontrar un montón de libros, algunos dañados.

"¡Son libros de la biblioteca!" - observó Noa, con tristeza.

"No podemos dejar que esto se repita, debemos cuidar nuestros libros" - dijo Zaira Cielo con determinación.

Decidieron unir esfuerzos para reparar los libros dañados, y después regresar a la biblioteca. El zorzal esperó pacientemente en la ventana, y al ver a los chicos y chicas trabajar juntos, cantó una melodía aún más hermosa, como si les agradeciera por su esfuerzo.

"¡Lo hicimos!" - exclamó Emma M., levantando un libro recién reparado.

Finalmente, volvieron a la biblioteca, donde el zorzal seguía allí, esperando. Esta vez, las chicas tomaron un libro sobre aves y lo comenzaron a leer en voz alta, mientras el zorzal cantaba en un tono armonioso.

"Creemos que juntos podemos cuidar nuestro entorno" - dijo Francisca, mientras sonreía al zorzal.

Desde ese día, cada que el zorzal regresaba a la ventana, las chicas y chicos compartían historias, risas y canciones, creando un lazo especial entre ellos y el zorzal, recordándoles cada vez la importancia de cuidar de lo que amaban.

FIN.

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